El ambiente era el de las grandes citas, con las consabidas riadas de personas bajando desde el centro de Pamplona hacia el Navarra Arena. De entrada, llamaba la atención la enorme variedad generacional, desde niños hasta público bastante talludito. Y es que lo de Fito & Fitipaldis hace tiempo que dejó de ser un mero fenómeno musical para convertirse en un auténtico fenómeno social. Solo así se entiende la gran cantidad de adolescentes (e incluso niños) que poblaban las primeras filas, donde los menores de edad eran abrumadora mayoría.