El frío de Mendizorroza y las ocurrencias de Iraultza no pueden con los blancos: «Estamos juntos en esto»

Hay días de fútbol en que un gorro de lana es más útil que unas espinilleras. Ese era el ambiente, meteorológico, que esperaba al Madrid en Vitoria, que saltó al césped en medio de una pitada y con el termómetro rozando los cinco grados y salió de él con los grados en descenso y con cierta sensación de alivio. «Estamos todos juntos en esto», dijo Xabi Alonso tras cerrar la victoria. Antes y fuera del campo los ultras del Alavés ya se habían encargado de calentar la previa, con una 'kalejira' (desfile, en euskera) de camino al estadio en la que el humo de las bengalas se confundía con la niebla habitual de esta zona de la llanada alavesa. Las propaganda de Iraultza 1921, presente dentro, puede verse también en los exteriores de Mendizorroza, algo que derivó a finales de noviembre en la propuesta del Comité Antiviolencia del cierre del campo y una multa al club de 60.001 euros por su apoyo a «aficionados radicales». Es solo la última polémica relacionada con este grupo, donde se integran elementos de la disidencia de EH Bildu, a quien consideran «socialdemócratas», y que compone parte de la grada de animación local, especializada en presentar distintos tifos, móviles, a lo largo de la temporada. El dibujo de este domingo estaba compuesto por tres figuras. Un arquero disparando una flecha, que era porteada por los aficionados hasta hincarse en un corazón. Todo el cuadro pintado sobre la frase «amor eterno». Hacia el Glorioso, claro, porque hacia el Madrid ni eterno ni efímero. Así, contra los visitantes empezaron rápido los cánticos, comparándoles cada tanto con las 'amigas a sueldo' que presuntamente habría ido colocando José Luis Ábalos en distintos puestos de la Administración. La diana principal, en este caso del estadio al completo, fue Raúl Asencio, al que el balón le llegaba acompañado de una lluvia de silbidos. Algo habitual desde que saltó a la prensa su caso de presunta revelación de secretos de índole sexual, que dirimen los tribunales. El central ya fue señalado con pasquines a la entrada del estadio en la última visita del Madrid a Vitoria en abril de este año, cuando Carlo Ancelotti todavía ocupaba el banquillo blanco (en aquel caso en un palco VIP con vidrieras y estufas al estar sancionado) y el nombre de Xabi Alonso sonaba en la prensa como posible llegada y no al revés. En esta ocasión, bajo la dirección del tolosarra, el Madrid dominaba, pero más allá de los pitos al central, cualquier acercamiento tímido de los suyos levantaba a la afición babazorra. Pasado el minuto veinte, un nervioso Coudet se quitaba los guantes, quien los pillara, y Mbappé el rocío de la red de Sivera dos minutos más tarde. «Madridistas hijos de puta», ahora ya sin eufemismos, resonaba. Tras el desahogo, los pitos se trasladaron hacia García Verdura, al entender los alaveses que había una falta no pitada que precedía a la jugada del gol del francés y tras cortar una jugada de ataque blanquiazul al haber dos balones en el campo. Ya no le abandonaron. Sin embargo, tras el descanso la grada de animación del Alavés volvió a levantar el ánimo del equipo con una segunda 'performance'. Todos vestidos con petos azules y blancos, trazando varias franjas se levantaban y agachaban alternativamente para terminar cantando «madridista el que no bote». Pareció funcionar, y pocos minutos después llegaba el empate tras el «único fallo» del debutante Valdepeñas, en palabras de Alonso, que alabó la actuación del canterano en el lateral izquierdo. El gol subía al marcador precedido del clásico «así gana el Madrid», puesto que García Verdura estuvo apunto de anularlo por fuera de juego. Cubierto el repertorio de Iraultza , Mendizorroza acabó desesperado viendo a los suyos incapaces de darle la vuelta al gol de Rodrygo. Toni Martínez pedía energía, pero ya solo les quedaría a unos pocos para acabar encarados con Courtois, que discutió con varios aficionados desde la distancia, al acercarse a la esquina donde se agrupaban los madridistas para dar su camiseta. Quedó entre ellos, pues, pese a la victoria, ninguno de los del Madrid compareció en zona mixta. Sería por el frío.