Casi una década tardó el líder republicano en conquistar el poder. Un periplo que tomó nuevos rumbos tras renunciar a la UDI, donde -sin éxito- desafió a los fundadores del partido, lo que lo obligó a formar su propia colectividad y -con el paso del tiempo- a morigerar sus posiciones más conservadoras para desembarcar en el palacio presidencial.