Vocaciones para las misiones en el corazón de Córdoba

Este seminario diocesano del Camino Neocatecumenal situado frente a la Facultad de Filosofía y Letras, en medio del bullir de turistas, estudiantes y conocidos restaurantes se alza majestuoso y callado, a veces sin que mucha gente repare en él como lugar consagrado a la preparación espiritual y humana de trece jóvenes que aspiran a ser misioneros y se afanan a diario en la formación y la oración. Tres de los cinco diáconos ordenados el pasado 8 de diciembre , Angelo Bruno (de Italia), Jesús Romera Fernández (de Murcia) y Blas Sánchez Villarejo (de Pozoblanco), pertenecen al Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater San Juan de Ávila . Del edificio, en la plaza del Cardenal Salazar número 1, a muy pocos metros de la Catedral, llama la atención la fachada de la iglesia y en la estrecha calle que lleva hacia el Museo Taurino la puerta de entrada al seminario. Allí trece jóvenes están modelando su vocación religiosa para ser sacerdotes misioneros en un tiempo no muy lejano. El inmueble ha tenido varias remodelaciones hasta ser lo que es hoy, acorde con los usos actuales, con el recibidor, una sala de reuniones, un gran patio, el comedor, conectado con la lavandería y la cocina, la zona de habitaciones, la iglesia y la sala de la Palabra. El rector, el onubense Jacob Martín Rodríguez , acompaña a ABC en su visita a la casa y el templo, que vertebran este seminario que echó a andar en este lugar el año 2000 con el obispo Javier Martínez. Martín Rodríguez lleva en este puesto desde 2018 y una década antes la pasó como vicerrector. ¿Cómo define en pocas palabras este seminario? No duda al contestar que «tiene la peculiaridad de ser internacional y misionero a la entrada y la salida porque vienen de todas partes del mundo y porque vamos a cualquier parte del mundo». De hecho los actuales seminaristas son originarios de Venezuela, Colombia, República Dominicana, Angola, Italia y España. También se cuida que haya un núcleo de cordobeses para no perder la idiosincrasia, pero siempre desde el minuto uno inculcan la disponibilidad para ir a cualquier parte de la tierra. Los jóvenes del Redemptoris Mater de Córdoba siempre proceden de las comunidades neocatecumenales, de una convivencia que se hace en septiembre al comienzo de curso con los que están dispuestos a ingresar en el seminario. Las edades de los que viven en él actualmente oscilan entre los 18 años y los 31 , con un periodo de preparación que suele durar unos diez u once años. Para recibir las clases se desplazan a diario al Seminario Conciliar San Pelagio, en la calle Amador de los Ríos. «Los estudios académicos y el ritmo ordinario es el mismo que en San Pelagio: seis años de estudio, dos de Filosofía, Teología y los diferentes ritos que se hacen, la admisión, acolitado, lectorado, diaconado y presbiterado, son los mismos, especifica el rector. A la formación común se añade la del aspecto misionero con al menos dos años yendo a la misión acompañando a algún sacerdote en su labor o a algún equipo itinerante del Camino Neocatecumenal en el mundo, o en la Domus Galilea , «una casa que tenemos allí que acoge a los peregrinos en Tierra Santa», por lo que se insiste en la disponibilidad, el carácter de la nueva evangelización y la catequización con salidas los fines de semana para abundar en estos valores. La iglesia de San Pedro de Alcántara es su capilla y ahí celebran la misa diaria. Contigua a ella, la sala de la Palabra, dedicada al Santísimo y a la Palabra de Dios para subrayar lo dicho en el Concilio Vaticano II de que junto al Cuerpo y la Sangre de Cristo la palabra también debe ser venerada. En torno al sagrario hay un fresco con pinturas de la Anunciación de San Gabriel a la Virgen (que avanza que la palabra se hace carne) y a su alrededor se sientan para rezar las distintas oraciones, con las vidrieras que abundan en la simbología de la palabra, y lámparas que asemejan gotas de agua de lluvia. El año 2000, con Javier Martínez como obispo, es el que marca el comienzo del seminario en este inmueble, el 14 de febrero comenzaron a vivir allí. Era el momento en que el edificio del siglo XVII que cobijaba a las franciscanas Hijas de la Madre del Divino Pastor se quedaba libre para este nuevo uso. En 2012 se hizo una ambiciosa obra para modernizarlo y la iglesia, en el episcopado de Demetrio Fernández , dejó de ser sede canónica de las hermandades Universitaria y del Rocío de Córdoba. En la planta baja se encuentra una sala, el comedor, la lavandería y la cocina. Desde ahí se accede al patio, donde reinan un ciprés, naranjos y un olivo. Es el lugar en el que se aprecian las ventanas de las habitaciones de los seminaristas. Luis Rubén Díaz , procedente de Santo Domingo, la capital de República Dominicana, cursa sexto curso e Isaac Daniel Brito , de Colombia, está en segundo curso. Luis Rubén Díaz indica que en su comunidad neocatecumenal descubrió su vocación y tras los encuentros y convivencias en 2019 entró en el Seminario Redemptoris Mater de Santo Domingo y un año después lo enviaron a Córdoba. Reconoce que resulta difícil estar lejos de su familia, pero «estoy muy contento en el seminario y con todo lo que el Señor me ha dado en todos estos años». Cada día la campana los despierta a las seis y media de la mañana para rezar a las siete los laudes. Después, el desayuno y recoger la cama para ir a las clases a San Pelagio a las 8.30. Antes del mediodía en dos grupos organizados se encargan de la cocina y el montaje de las mesas, y de la limpieza de las áreas comunes. Luego almuerzan, hacen la oración y comienza un tiempo libre para el deporte o la siesta. Las cuatro y media marca la hora de estudio hasta que llega la misa de ocho para la misa. A las nueve y media cenan y el rezo de la completa marca el final de la jornada. Las doce de la noche indica la hora de descansar. Otros días salen a las catequesis y a evangelizar, en ocasiones a los pueblos de la provincia. Isaac Daniel Brito explica que estar en el seminario «es un constante desacomodarse , estar dispuesto a lo que toca cada día y estar en constante autoconocimiento». Los formadores del seminario y la pertenencia adicional a una comunidad neocatecumenal de hermanos (en su caso, a las de San Francisco y La Sagrada Familia) « nos ayuda , esto se hace entre muchas personas. Los catequistas Miguel Ángel y Maripaz también nos ayudan, no estamos solos en este camino de fe», apunta Luis Rubén Díaz. El edificio en el que habitan se alzó en el XVII como convento franciscano alcantarino y después se construyó la iglesia. Su retablo principal, de mármol rojo, negro y blanco, tiene iconografía de santos dominicos y franciscanos y los respectivos escudos de esas dos órdenes: Santo Domingo y San Buenaventura, y San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. En 2011 todos sus lienzos e imágenes se bajaron para restaurarse en el taller Regespa. El lienzo de la Crucifixión y la imagen de San Pedro de Alcántara son muy valiosos. Otros dos retablos a ambos lados son de madera imitando el mármol y en uno de ellos hay una preciosa imagen de Santa Teresa de Ávila, obra de Pedro de Mena. De artistas contemporáneos en este templo son la imagen de San Juan de Ávila, patrono del clero español, doctor de la Iglesia y titular del centro, y la de San José, en madera de tilo, como primer rector de un seminarista, que fue el Niño Jesús, como explica Jacob Martín Rodríguez. Los cinco continentes tienen presencia de 116 seminarios Redemptoris Mater y «surgen con el empuje de San Juan Pablo II junto con los organizadores del Camino, Kiko Argüello y Carmen Hernández» para ayudar a unas primeras familias que salen del Camino Neocatecumenal a zonas donde la Iglesia no había llegado aún, en algunos lugares de Suramérica o el norte de Europa y necesitaban sacerdotes para administrar los sacramentos». Para ayudar a las familias en la evangelización surgieron estos seminarios. Los tres recientes diáconos se añaden a 30 ordenados sacerdotes en todo este tiempo en el Seminario Redemptoris Mater de Córdoba. «La mayor parte de ellos están en diferentes partes del mundo atendiendo a esta realidad». Casi anualmente a los presbíteros, después de estar en parroquias de la diócesis de Córdoba, el obispo les deja salir a la misión . Zambia, Camerún, Quebec, Checoslovaquia y Chile son algunos ejemplos. Otros ejercen de rectores en Paraguay, Luxemburgo y Burgos. Catorce de ellos sí están en parroquias de Córdoba, Rute, Priego de Córdoba, Lucena, Pozoblanco y Peñarroya. El seminario vive y se mantiene «gracias principalmente a las comunidades neocatecumenales de Córdoba. Nosotros vivimos de lo que nos dan, la providencia se aparece a través de personas que dan sus aportaciones económicas al mes, nos ayudan muchísimo», subraya el rector. «El Obispado nos ayuda normalmente con las matrículas académicas y el Cabildo Catedral en dos momentos puntuales nos ha ayudado para restaurar la iglesia y para la ampliación última que se ha hecho».