Cinco escenas memorables de la carrera de Rob Reiner, el cineasta que supo emocionar, divertir y meter mucho miedo

El asesinato este domingo de Rob Reiner , una de las grandes leyendas de Hollywood, ha conmocionado a los cinéfilos del mundo. El director de títulos como ' Algunos hombres buenos ' (1992), ' Cuenta conmigo ' (1986) o ' Being Charlie ' (2015) ha aparecido muerto junto a su mujer, la fotógrafa Michele Singer Reiner. El principal sospechoso es su hijo, precisamente en quién se inspiró Reiner para escribir la historia de 'Being Charlie'. Pese a su trágico final, la carrera de Reiner está plagada de títulos que emocionaron a varias generaciones y que harán que su memoria perdure en Hollywood. Recordamos cinco escenas memorables de su filmografía. Es una escena histórica no solo del cine de Reiner, sino del cine en general. Incluso quien no haya visto 'Cuando Harry encontró a Sally' se ha topado alguna vez con algún vídeo en YouTube o en la tele de Meg Ryan fingiendo un orgasmo ante la mirada atónita de Billy Crystal... y de la vecina de mesa (interpretada por Estelle Reiner, madre del director) , que pide «lo que haya tomado ella». Es una secuencia que se ha imitado en infinidad de programas y que se ha convertido en epítome de comedia romántica. Quizá lo más escandaloso de volver a ver ahora el famoso orgasmo en el restaurante Katz's Delicatessen de Nueva York es el cartel que anunciaba que el precio del refresco era de 80 centavos. Ahora, en el Katz sigue ese cartel, pero una soda cuesta casi 4 dólares. Se han rodado innumerables juicios a lo largo de la historia del cine, pero pocos alcanzan la carga de tensión que tiene el interrogatorio final del teniente Daniel Kaffee (Tom Cruise) al coronel Nathan R. Jessup (Jack Nicholson). Kaffee presiona al superior para saber si ordenó el archifamoso «Código Rojo», una práctica ilegal. El coronel explota con otra frase para la posteridad: «¡Tú no puedes soportar la verdad!». El monólogo de Jack Nicholson sobre la necesidad de la dureza militar para proteger al país todavía impresiona tanto como ver a un joven Tom Cruise que es capaz de actuar sin saltar por tejados de edificios ni correr en una persecución. Todo el cartón piedra de la maravillosa 'La princesa prometida' se convierte en real cuando Iñigo Montoya (Mandy Patinkin) se enfrenta por fin al Conde Rugen (Christopher Guest) y le lanza la segunda frase sobre la paternidad (la primera es de 'Star Wars') más recordada de la historia del cine: «Hola, me llamo Inigo Montoya. Mataste a mi padre. Prepárate a morir». El duelo de espadachines es impresionante por la mezcla de acción, emoción y, también, de ese humor interno que convirtió a la película en un clásico instantáneo. También esa frase de «tu debes ser aquel mocoso español al que le di una lección hace unos años» antes de la batalla que Reiner, influido por clásicos como 'Las aventuras de Robin Hood', coreografió de manera inolvidable. La adorada Kathy Bates interpreta a Annie Wilkes, una fan «obsesiva» (en 1990 se podía decir «una seguidora completamente loca») que secuestra a su escritor favorito, Paul Sheldon, (interpretado por otro mito como James Caan, fallecido en 2022 ). Hay docenas de momentos de 'Misery' que se podrían haber puesto en este homenaje a Rob Reiner, pero lo cierto es que la escena en la que Bates se da cuenta de que Caan está a punto de escapar y decide romperle los tobillos es de las que no se olvida. Bates, furiosa, lo inmoviliza y, con un mazo, le rompe las piernas en una secuencia brutal que imaginamos sació los deseos del escritor de la novela en la que se basa la película, el legendario Stephen King , pese a que él en el libro había escrito que la fan usaba una motosierra y no un mazo. Reiner, elegante, opta por el miedo de lo que no se ve: la cámara se enfoca en la cara de terror de Caan y en la tétrica sonrisa de Bates. Si hay una película que emocionó a los niños nacidos en los 80 y principios de los 90 fue 'Cuenta conmigo'. Los cuatro amigos —Gordie (Wil Wheaton), Chris (River Phoenix), Teddy (Corey Feldman) y Vern (Jerry O'Connell)— se quieren hacer (los) mayores en unas vías del tren que, para los americanos, representan mucho más que para nosotros. Reiner dirige la película fuera de los modos de la gran industria de Hollywood y da mucho espacio a las escenas improvisadas de los jóvenes actores. Y eso que se basaba también en una novela de Stephen King ('El cuerpo'). Hay muchos diálogos muy recordados de la película, pero la secuencia del tren quizá es la más memorable por lo que representa: el fin de la inocencia, la huida hacia adelante y la importancia de contar con los demás pese a que, como se dice en el monólogo final: «A veces pasa, los amigos entran y salen de tu vida como los camareros en un restaurante». Aunque quizá sea mejor: «En algún momento de tu infancia, tú y tus amigos salisteis a jugar juntos por última vez y nadie lo sabía». .