El proyecto "Hogares con vida" supera con nota la experiencia pionera en Castilla-La Mancha de cuatro mayores de 60 años compartiendo piso

"Hogares con vida", un programa pionero en Castilla-La Mancha y cuya experiencia piloto comenzó el pasado mes de marzo en Ciudad Real, ha superado con éxito sus primeros meses de andadura. Con los objetivos principales de combatir la soledad no deseada de las personas mayores y la situación de vulnerabilidad a la hora de conseguir una vivienda digna y accesible, esta iniciativa impulsado por INCISO Integración en colaboración con la Fundación La Caixa y el Ayuntamiento de Ciudad Real, el proyecto ha puesto a disposición un piso compartido para cuatro hombres mayores de 60 años. Uno de ellos es Alfredo Guerrero, quien ha encontrado en este programa una estabilidad que creía perdida. Originario de Sevilla, Alfredo Guerrero ha pasado gran parte de su vida en trabajos temporales fuera de su pueblo. En Castilla-La Mancha trabajó en campañas agrícolas, pero la edad se convirtió en una barrera. "Ya cuando empiezas a ser mayor, la gente te dice: 'sí, pero es que buscamos otro perfil', que es lo típico", lamenta. Esta situación le abocó a subsistir con la pensión mínima de jubilación. El principal obstáculo que ha enfrentado Guerrero ha sido el acceso a la vivienda. En Ciudad Real, la alta demanda por parte de estudiantes universitarios reduce la oferta y encarece los precios. "No encontraba nada que no me dijeran, '¿tiene usted nómina?'. Con la pensión era imposible", explica. Fue a través de los servicios sociales como Alfredo conoció el programa de INCISO Integración. Tras una entrevista, fue seleccionado para ocupar una de las plazas en el nuevo piso compartido. La vivienda cuenta con todas las comodidades, incluyendo cuatro habitaciones, dos baños, calefacción y una gran terraza. Comparte el piso con otros tres compañeros, José, Manuel y Antonio, con quienes ha formado una pequeña comunidad. "Un salón que, si tienes caballo, puede correr aquí", bromea sobre la amplitud del piso. La iniciativa no solo le ha proporcionado un techo, sino también un alivio económico. Los inquilinos pagan un alquiler social que representa entre un 20% y un 30% de sus ingresos. En el caso de Alfredo, es un 25%, lo que le permite cubrir sus necesidades básicas. "Me queda para comer, me queda para comprarme algo de ropita, ¿para qué quiero más?", afirma agradecido. Su satisfacción resume el éxito del programa: "No podía idear en mi cabeza una cosa tan buena". Este modelo de "cohousing" para personas mayores que, según el director de proyectos de INCISO Integración, José Miguel Taboada, "no existía en Castilla-La Mancha", ha sido muy positivo para los cuatro primeros inquilinos seleccionados. "Aparte de ese impacto emocional para su bienestar social, también hemos evitado situaciones de soledad no deseada, con lo cual creemos que puede ser un dispositivo de futuro para poder trasladarlo a otras entidades" asegura Taboada. Además, ha adelantado, el año que viene Fundación La Caixa va a mantener su financiación para este proyecto, "lo que nos va a permitir abrir nuevos dispositivos" confiando también en la colaboración del Ayuntamiento de Ciudad Real y la Junta, para poder cofinanciar este proyecto y "poder seguir ofreciéndolo a estas personas mayores con estas dificultades."