Pintura, arquitectura e historia se dan cita en la «inédita y original» exposición 'Sorolla en el Real Alcázar'

«Buenos días -he dormido muy bien- ahora, ocho y media, me voy a los jadines a pintar, el día está envuelto en espesa niebla, durará probablemente hastas las doce, en que espero tener sesión con la Reina, veremos el programa de hoy. Muchos besos y hasta luego. Salió todo el programa, pinté en el jardín y pinté a la Reina». La correspondencia que mantuvo Joaquín Sorolla con su esposa Clotilde en sus múltiples viajes conducen al visitante por la muestra 'Sorolla en el Real Alcázar', la gran exposición para finales de este año y primer trimestre del próximo en el palacio real en uso más antiguo de Europa. Una oportunidad «única e insólita» de redescubrir la faceta paisajista del artista valenciano que quedó prendado de la luz de Sevilla y del propio Alcázar cuando fue requerido para realizar retratos reales. La exposición, que puede visitarse hasta el 1 de marzo de 2026, en horario de 9:30 a 18:00 horas, es fruto de la colaboración entre el Patronato del Real Alcázar, la Fundación Museo Sorolla y la Fundación Unicaja y reúne 15 obras que tienen como particularidad que fueron pintadas en el enclave en el que por primera vez van a poder ser vistas. Sorolla realizó muchas más, hasta medio centenar, en jornadas muy productivas durante las estancias que realizó entre los años 1908 y 1918. «Regreso del Alcázar, he terminado un estudio bonito de luz, con este van seis, esta tarde terminaré el que empecé ayer y serán siete. Creo que valen el sacrificio de no estar juntos», le escribe a su mujer en febrero de 1908. Esta selección, que incluye dos cuadros de los jardines de su propia casa para los que se inspiró en los del conjunto palaciego, dan buena muestra de la idea sobre la que se basa: la conexión entre pintura, paisaje, arquitectura e historia. La exposición está comisariada por Román Fernández-Baca y Enrique Varela, director del Museo Sorolla, y coordinada por Mariano Vergara Utrera. Su presentación, esta lunes por la tarde, ha supuesto también un acto social al que han acudido varios miembros de la corporación municipal, presidida por el alcalde José Luis Sanz, la responsable de Artes Plásticas de la Fundación Unicaja, Emilia Garrido; personalidades del mundo del arte, el torero Juan Ortega -gran admirador de la obra del valenciano- y dos de sus bisnietos, Fabiola Almarza Lorente-Sorolla y Antonio Mollá Lorente-Sorolla. Paradójicamente, la intensa lluvia ha acompañado el evento, aunque como ha recordado el alcalde, ésta también estuvo presente en los tiempos en los que lo habitó el artista, tal y como reflejó en las cartas con Clotilde. El director del Museo Sorolla ha destacado en su presentación que no es fácil seguirle los pasos a un pintor tan inquieto y viajero, «desde su Valencia natal, del mediterráneo al cantábrico, el interior de Castilla y Andaluciá, pero también ciudades monumentales como Granada y Sevilla». De esa inquietud de plasmar con los pinceles sus viajes, surgió hace años en el Museo Sorrolla un proyecto de colaboración para llevar las obras donde habían sido pintadas por él mismo. Y por fin, después de un periplo por San Sebastián, Castilla, Mallorca o Galicia, entre otras, puede verse en Sevilla. «La sensibilidad de Sorolla no fue ajena a este paisaje mágico y sensorial», ha insistido sobre el «encantamiento» del pintor con este lugar. Para Varela, 'Sorolla en el Alcázar' supone una «fusión entre la realidad y lo representado, la pintura y la arquitectura». Y se comprueba al salir del Salón Gótico donde se ha organizado la muestra y se contempla a primera vista el estanque del Mercurio (unos de los jardines que se reflejan en la exposición). La elección de este espacio, que por no ser usado habitualmente para exposiciones ha requerido de una adaptación museográfica, tampoco es casual. En el Salón Gótico se celebró el banquete por la boda de Carlos V e Isabel de Portugal, cuyo quinto centenario se cumple el 11 de marzo de 2026. 'Sorolla en el Real Alcázar de Sevilla' propone un recorrido por los patios y jardines que cautivaron al pintor valenciano durante los primeros años del siglo XX, el Jardín de las flores, el Troya, el de la danza y el citado del Mercurio, esto es los patios hispanomusulmanes y los espacios renacentistas del monumento. El Jardín de Troya ocupa un lugar central en la muestra, ya que Sorolla lo consideró uno de sus espacios predilectos. Tal fue su fascinación, que llegó a reconstruir parte de este jardín en su propia casa de Madrid —hoy Museo Sorolla—, al que se refería cariñosamente como 'el pulmón sevillano', un testimonio de su profunda admiración por el Alcázar y por la ciudad. «Al pintor de la luz sus estancias en el Alcázar supusieron un momento decisivo en su trayectoria, una gran fuente de inspiración para estos poemas visuales sobre la luz andaluza», ha destacado Emilia Garrido, al tiempo que ha remarcado también el diálogo que se establece entre el marco y la obra, «la excelencia artística y el valor histórico» de esta muestra. En el recorrido ofrecido por los comisarios de 'Sorolla en el Alcázar', muestra que está acompañada de un programa de actividades para toda la familia, los comisarios han insistido en la pasión de Sorolla por el paisaje, un género propio que cultivó desde justo antes de sus estancias en Sevilla, en 1907 con La Granja de Segovia. «Desde entonces, no dejará de pintarlos hasta el final». En el palacio real, toda esa exuberancia se le presentaba irrechazable. «Los efectos de la luz, el juego de sombres, la vegetación, la arquitectura y el agua», han explicado. Con dos características muy marcadas, «se veía en un espacio de intimidad, pintaba a la prima, se inclinaba hacia la creación pura», dando como resultados esos «poemas visuales o haikus» y, por otro, el trabajo de documentación: «Ya casi tengo pintados los jardines por todos lados, así que la terminación de mi estancia en ésta viene a su verdadero tiempo», le escribió a su esposa. Durante la inauguración, José Luis Sanz ha subrayado el valor cultural e histórico de la muestra y ha explicado que «esta exposición vuelve a situar a Sevilla en el lugar que le corresponde, el de una verdadera capital de las Bellas Artes. Hoy reunimos, en uno de los espacios patrimoniales más valiosos de España, la obra de uno de los grandes maestros de la pintura contemporánea». Asimismo, el primer edil ha destacado también la profunda conexión de Sorolla con Sevilla: «Sorolla estaba llamado a pintar esta ciudad. Pocos lugares como el Real Alcázar ofrecen ese diálogo entre luz, arquitectura, vegetación e historia que él buscaba. Aquí encontró una Sevilla eterna y cambiante al mismo tiempo». La exposición se complementa con un catálogo ilustrado y un programa de actividades paralelas que incluye: Visitas guiadas por los espacios del Alcázar donde Sorolla instaló su caballete. Talleres educativos dirigidos a centros escolares y conferencias especializadas sobre la obra del pintor y su relación con Sevilla. Estas actividades subrayan el carácter dinámico del Real Alcázar como espacio cultural con vocación formativa e internacional. La muestra puede visitarse del 16 de diciembre al 1 de marzo de 2026, en horario de 9:30 a 18:00 horas (último acceso a las 17:00 horas). Está incluida en la entrada general al monumento y es gratuita para los sevillanos.