Nada acompaña mejor los últimos brindis del año que aquellos vinos capaces de trascender el momento. Por eso, hoy ponemos el foco en tres grandes referencias que resumen la esencia más pura, exigente y emocionante de la Ribera del Duero. Bodegas Valduero ha construido desde 1984 un legado que bebe de la tradición, del viñedo en vaso y de una viticultura auténticamente ecológica, sin riego ni pesticidas y con rendimientos mínimos. Aquí no se fuerza la naturaleza; se escucha. Por ello Yolanda García, una de las hermanas fundadoras, señala que cada vino nace de una convicción férrea: solo con paciencia se puede alcanzar la excelencia. Y es esa fidelidad absoluta al origen la que convierte sus vinos en piezas únicas, buscadas por coleccionistas y alabadas por la crítica internacional. Y que hoy forman parte de las colecciones privadas de figuras internacionales como el escritor Ken Follet, el jugador de fútbol Cristiano Ronaldo y la estrella de Hollywood, Glenn Close. A lo largo de los años, Valduero ha logrado elevar la expresión más pura del Tempranillo y recuperar joyas históricas como la Albillo Mayor, reivindicando su valor. Esta mirada paciente, artesanal, ha dado lugar a vinos donde cada botella refleja la identidad del viñedo. Concretamente, de los situados en el triángulo de oro de la Ribera del Duero, entre 800 y 900 metros de altitud. Ahí donde la vid lucha, madura lentamente y ofrece uvas de una concentración excepcional. Por eso, hablar de los tres vinos que protagonizan esta selección - Valduero 12 Años, Valduero Blanco Reserva y Valduero Una Cepa Premium- es hablar de la cúspide del trabajo bien hecho. Son vinos nacidos de la mínima intervención y de la máxima exigencia. Tres interpretaciones magistrales de la identidad de la Ribera del Duero que despiden la Navidad con la agudeza en copa que encarnan los vinos de Bodegas Valduero. Una joya de colección nacida en la reserva de Valduero. Internacionalmente reconocido, es uno de los vinos más premiados de la bodega; su prestigio sirve de aval a su calidad. Atesora 99 puntos Wine Enthusiast, 98 puntos Decanter y ha sido señalado como el segundo mejor vino del mundo según Fine. Su historia comienza en 1990, cuando Valduero seleccionó las mejores uvas de sus mejores viñedos, vendimiadas y desgranadas a mano. Valduero aplica un mínimo en cada paso de la elaboración de este Gran Reserva. Un trabajo artesanal, minucioso y único, concebido para asegurar la excelencia futura del vino que comienza por una selección manual de cada racimo en el propio viñedo y un pensando por gravedad, evitando que intermedie ningún tipo de maquinaria. Por eso 'Valduero 12 años' habla de rendimientos bajísimos, con solo un racimo por cepa y podas planta a planta. Su terroir también merece cierta atención, ya que este vino bebe de las altitudes más pronunciadas de los terrenos de Valduero, a 900 metros al nivel del mar, proporcionando esa acidez al vino que termina de pulirse durante el proceso de crianza. Tras esta dedicación inicial, pasa a fermentar en acero inoxidable, dejando que el vino se vaya dibujando, para criarse de forma lenta y cuidadosa: un mínimo de 4 años en robles de diferentes orígenes y 8 años en bodega. Esos robles son los que más adelante dan la madera que forma el estuche de madera que porta la botella. Elaborado al 100% con Tempranillo (tinto fino), su exclusividad se acentúa al producirse únicamente en añadas excepcionales y en partidas limitadas y numeradas, convirtiéndose así en una auténtica pieza de coleccionista. El resultado es sublime. 'Valduero 12 años' revela un vino elegante, duradero, pleno en recuerdos de los aromas que lo definen. 'Valduero Blanco Reserva' es un vino que habla de excelencia e historia. Esta botella ostenta 97 puntos Decanter, convirtiéndose en el blanco más puntuado de la Ribera del Duero. Valduero fue pionera en la elaboración de vino blanco a partir de la uva Albillo Mayor . Esta variedad autóctona, en su día excluida del origen de la denominación Ribera del Duero, vio disminuir su valor hasta el punto de que muchas vides fueron arrancadas. En 1990, Valduero emprendió su recuperación y creó el primer blanco de Albillo en la Ribera del Duero: García Viadero 1990. Su crianza tiene lugar sobre lías (Batonage) y se produce en una serie limitada de 50.000 botellas. La variedad es 100% Albillo, procedente de viñedos con más de 20 años. Para su elaboración, la uva se recoge manualmente en un viñedo propio de producción limitada a 12 hectáreas. Durante la noche se enfría a 4ºC antes de estrujar y encubar, permitiendo una maceración previa al prensado. La fermentación, a una temperatura controlada máxima de 19ºC, y su posterior crianza sobre lías, le confieren una potente carga aromática. El resultado es un vino de color pajizo muy claro, fruto de su resistencia a los procesos oxidativos. Que traslada a quien lo degusta una experiencia elegante, equilibrando su corpulencia con una ligera acidez. 'Valduero Una Cepa Premium' se alza como otro de los vinos de coleccionista de la bodega. Elegido con 99 puntos por el Master of Wine Frank Smulders y tres de los coleccionistas más exigentes de Europa, como el mejor vino de España en su añada 2015. Destacando su potencial para mejorar dentro de la botella durante al menos otra década más. 'Valduero Una Cepa Premium' sólo se produce en añadas excepcionales, esto hace que su producción sea muy limitada, lo que lo convierte en un artículo muy codiciado por coleccionistas. Cuando le preguntamos cuáles son sus favoritas, responde sin dudar: «La de 2010 y 2011. También, la de Valduero Una Cepa Premium del 2015». El secreto de su calidad reside en un proceso 100% manual , en el que ninguna máquina interviene en su elaboración. Fruto de un viñedo de más de 50 años, los racimos se seleccionan uno a uno y se vendimian de forma manual en vides donde el Tempranillo crece en vaso. Eligiendo, según el año y sus características climáticas, lo que Yolanda García llama excelencia: aquellos racimos únicos que concentran los máximos nutrientes de cada vid. La elaboración continúa con un despalillado y prensado también manuales, antes de que el vino pase por hasta cuatro barricas de distintos orígenes durante 3 años. Su identidad se revela en la cata. Ya en copa se intuye su majestuosidad en boca: un grande de Ribera del Duero, equilibrado de forma asombrosa entre su tacto aterciopelado y su potencia, reflejo del tiempo en botella.