El mayor consumo de alimentos preparados lleva a récord de listeriosis en Europa, con España entre los países a la cabeza

En el verano de 2019, un brote de listeriosis originado en Andalucía y asociado a carne mechada puso en alerta a todo el país. La contaminación del alimento, fabricado en Sevilla, dejó más de 200 afectados y provocó cuatro muertes y seis abortos, casi todos en la comunidad autónoma. Aunque desde entonces España no ha vuelto a sufrir una crisis similar en la que la listeria fuera la protagonista , las infecciones por esta bacteria han aumentado en los últimos años en toda Europa, tal como ha alertado recientemente el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), que avisa de que el incremento de casos en 2024 fue un 3% superior al de 2023 y supone un récord desde 2007 . El informe constata cómo la listeria fue la bacteria que más hospitalizaciones y muertes provocó de entre todas las que se transmiten a través de alimentos. Aproximadamente siete de cada diez personas infectadas fueron hospitalizadas y una de cada doce falleció . Pero Europa señala además que España fue uno de los países donde más casos de listeriosis se detectaron (465 de un total de 3.041 en la UE) y una tasa de 0,96 infecciones frente a la europea de 0,69. El informe del ECDC muestra cómo el incremento del que alerta también se ha dado en nuestro país, aunque de forma bastante leve y progresiva. Las infecciones al alza, apunta el informe, se relacionan con el envejecimiento de la población o los cambios en los hábitos de alimentación, con mayor tendencia al consumo de productos ya preparados. También señala el ECDC la incorrecta manipulación y almacenamiento de la comida. La listeria, apunta Diego García Martínez de Artola, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), es una bacteria que crece en temperaturas de 4 o 5 grados. «Es un microorganismo que crece en temperaturas frías, aparte de en condiciones de sal, y en esos productos refrigerados ya preparados y listos para consumo», explica, y menciona, además de los platos preparados, otros productos como embutidos o leche no pasteurizada. Pero García Martínez de Artola no cree que la situación sea «particularmente peligrosa», pues en España, sostiene, la vigilancia de estas infecciones se centra a nivel hospitalario, por lo que las gastroenteritis leves no suelen llegar a diagnósticos y se centran estos en los casos más graves, por lo que la cifra de estos últimos siempre resulta elevada. En su práctica diaria, asegura, no ha detectado un repunte de la listeriosis, por lo que no considera que sea un motivo de inquietud, aunque sí lo es su afectación en personas vulnerables. Embarazadas, mayores, personas con inmunosupresión o personas con problemas con el alcohol tienen «un riesgo adicional a tener un caso grave». Las infecciones graves por listeria, prosigue el portavoz de la Seimc, pueden llegar a afectar a nivel sanguíneo y cerebral. En embarazadas pueden derivar en abortos. «Puede causar problemas fatales», apunta, por lo que en el caso de estas últimas pide que se evite el consumo de productos como quesos de leche no pasteurizada o embutidos. Como la sociedad consume cada vez más platos preparados, cree que no estaría de más reforzar los controles que se siguen para este tipo de productos. En España, la encargada de garantizar la seguridad de los productos es la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), que de forma recurrente informa a la población sobre las contaminaciones que detecta. Desde principios de 2025 y hasta el 1 de diciembre, el organismo ha identificado 25 alertas relacionadas con la listeria, una cifra muy similar e incluso por debajo (aunque aún queda recopilar las notificaciones de un mes) de las de 31 alertas de 2022 o las 29 de 2023. En 2024, sin embargo, se produjo la «excepción», con un incremento de alertas, que alcanzaron las 37, explica Carlos Bellón Marrero, subdirector general adjunto de Control Oficial y Alertas del organismo. Los alimentos en los que se detecta la listeria como más frecuencia, incide Bellón, «suelen ser aquellos listos para consumo refrigerados con una vida útil relativamente larga, como los productos de la pesca ahumados, los productos cárnicos tratados por calor y los quesos de pasta blanda». De las 37 notificaciones de 2024, 16 correspondieron a productos cárnicos, 13 a lácteos y 5 a pescado y derivados. Pueden ser los controles realizados por la propia empresa que fabrica el producto como los que llevan a cabo las autoridades competentes los que detectan la bacteria en un alimento. Cuando esto ocurre, las medidas que se adoptan van en dos sentidos: por una parte para evitar el riesgo para la salud pública y, por otra, para determinar el origen de la contaminación y evitarlo a futuro. Para lo primero, explica el subdirector general, se llevan a cabo «medidas cautelares inmediatas que obligan a restringir o prohibir la comercialización y a ordenar la recuperación, retirada y destrucción de los productos afectados». Esto implica que se deba detectar «con exactitud» el alimento contaminado y, en caso de que se haya distribuido a otras comunidades autónomas o países, se notifica a una red de alerta para coordinar las actuaciones. Si el producto ha llegado a la población, se informa a través de varios canales del producto concreto. Las alertas implican además una investigación «profunda» para «garantizar que el operador implemente medidas correctoras eficaces» que eviten que la bacteria vuelva a aparecer en el mismo u otros productos. «Además, la autoridad competente puede decidir realizar controles oficiales adicionales, ordenar la suspensión temporal de la actividad del establecimiento o proponer la incoación de un expediente sancionador», concluye Carlos Bellón.