Inviable reforma (profunda) de la Constitución de 1978

Aquel 6 de diciembre de 1978, a punto de cumplir los 26 años y, por tanto, con pleno derecho al voto, me abstuve en el referéndum de la Constitución de 1978 (CE78). Militante entonces de un partido a la izquierda del PCE que propugnaba esa abstención, los motivos eran evidentes: esa Constitución, producto de un acuerdo adoptado sin libertad, transparencia ni participación popular mediante un pacto de los epígonos del franquismo con las fuerzas democráticas y bajo la atenta vigilancia de los militares franquistas, consolidaba una economía liberal capitalista e implantaba una monarquía heredada de la Ley de Sucesión de 1947 del dictador Franco, con la persona del rey inviolable (artículo 56.3), y, por tanto, rechazaba la fórmula de Estado republicana.