Cuando en 2015 Trump se presentó a la presidencia de los Estados Unidos nos preguntábamos si las barbaridades que decía había que tomarlas en serio. La respuesta es que había que tomarlas en serio y también literalmente. Lo que hace una década parecía impensable hoy es una realidad y la mejor prueba es su nueva Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) trufada de grandilocuencia trumpiana («una hoja de ruta para garantizar que América continúe siendo la nación más grande y exitosa de la historia humana»), y de los ideales trumpianos de la fuerza sobre el derecho, de «America First» y de MAGA, o sea la promoción de todo lo que haga a su país más fuerte, más seguro y más próspero. Y los demás que se apañen.