Jaime Burgos, de la Asociación de Esclerosis Múltiple de Segovia, convive con la enfermedad desde hace trece años. Un tiempo en el que ha aprendido a sobrellevar un diagnóstico que fue "un mazazo" y a luchar contra una patología que, según sus propias palabras, le ha supuesto recorrer un "camino de piedras" hasta llegar a la aceptación. La esclerosis múltiple es una enfermedad que daña los neurotransmisores, afectando al correcto funcionamiento de los músculos. Burgos explica que "somos músculos desde la cabeza, la lengua, los brazos, las piernas, y a cada uno le afecta de una manera diferente". Sus causas exactas son desconocidas y no se ha demostrado un componente genético claro, aunque se investigan factores como la vitamina D o la latitud geográfica. Los primeros síntomas pueden ser muy variados. En el caso de Jaime, una pierna "empezó a temblar" y dejó de funcionar. Otras personas experimentan la pérdida de función en un brazo o problemas de visión, lo que se conoce como neuritis óptica, que ocurre cuando se inflama el músculo ocular y se empieza a "perder visión de un ojo". Recibir la noticia es un golpe muy muy duro, especialmente en la juventud. "Necesitas gente que te acompañe, la familia sobre todo es un apoyo muy, muy grande", confiesa Burgos. Para él, el camino hasta asimilarlo ha sido difícil: "Llegar a esta situación que estoy yo ahora mismo, pues que estoy aceptándolo y luchando para estar lo mejor posible, pues hasta llegar ahí es un camino, como digo yo, de piedras". En este proceso, la asociación segoviana juega un papel fundamental. Burgos admite que al principio le costó acercarse por miedo a que le afectara negativamente, pero la experiencia fue "al revés". Escuchar a otros enfermos, junto al apoyo de psicólogos, le ha ayudado enormemente en su lucha. Actualmente no hay una cura que elimine la enfermedad al 100 %. Sin embargo, existen medicamentos que actúan como "protectores" para ralentizar su avance. Además, Burgos destaca que hay "muchos estudios prometedores", sobre todo centrados en la reparación de la mielina, la capa que protege las conexiones nerviosas y cuyo daño causa los síntomas de la enfermedad. A pesar de que ha aumentado la visibilidad, Burgos cree que "todavía hay que trabajar mucho". La esclerosis múltiple es una enfermedad compleja donde "cada uno somos un mundo". Muchos síntomas, como la fatiga o los problemas intestinales, son invisibles, lo que genera incomprensión. "Cuesta mucho decir 'oye, tengo esclerosis múltiple' por miedo", lamenta. Esta invisibilidad alimenta prejuicios y una percepción errónea de la enfermedad. "Cuando dices tengo esclerosis múltiple, pues te miran raro y dicen 'joder, pues eres muy joven'", explica sobre la reacción de la gente, que a menudo asume que el desenlace es una silla de ruedas, algo que "no tiene nada que ver". Por ello, anima a los recién diagnosticados a buscar apoyo en las asociaciones y pide a los familiares que acompañen, concluyendo con un mensaje de unidad: "Juntos somos más fuertes".