Alertan del aumento de ictus en jóvenes: "El 90% de los casos se puede prevenir con hábitos saludables"

Un ictus es, en esencia, un infarto cerebral que se produce cuando una zona del cerebro deja de recibir sangre por un coágulo o una hemorragia. Según explica Daniel Gimeno, fisioterapeuta y cofundador de Neuromallorca, en España se registran unos 150.000 casos al año, una cifra que lo convierte en la principal causa de muerte en mujeres y de discapacidad en ambos sexos. Aunque los datos en Baleares no son del todo claros desde 2019, Gimeno señala que en 2024 se activaron 801 códigos ictus a través del 061, un 15 % más que el año anterior. Sin embargo, el experto advierte que esta cifra no incluye los casos que llegan al hospital por otros medios, por lo que la incidencia real "probablemente la pudiésemos estar multiplicando por tres o por cuatro". Uno de los grandes mitos es que el ictus solo afecta a la gente mayor. La "cruda realidad", según Gimeno, es que entre un 15 % y un 20 % de los casos ocurren en menores de 50 años y la incidencia en la franja de 50 a 65 años "ha aumentado un 25 % en los últimos años". En estos pacientes más jóvenes, los factores comunes suelen ser el estrés, la mala alimentación, el sedentarismo, el tabaco y el alcohol. La prevención es fundamental, ya que, como afirma el especialista, "el 90 % de los ictus están relacionados con factores modificables". Estos incluyen la presión arterial, el colesterol, la diabetes, el tabaquismo, el sobrepeso y el sedentarismo. Gimeno subraya que el riesgo aumenta con el ritmo de vida actual, pero si se controlan estos factores, "reducimos drásticamente el riesgo". Después de sufrir un primer ictus, el riesgo de que se repita es muy alto. Los estudios en España hablan de una tasa de recurrencia de entre el 20 % y el 30 % en los primeros cinco años. Este porcentaje puede aumentar si no se mantienen bajo control los factores de riesgo mencionados anteriormente. En Neuromallorca, el enfoque se centra tanto en la rehabilitación como en la prevención. Para ello, se indaga en la vida de la persona antes del ictus para desarrollar protocolos personalizados que incluyen robótica y un gimnasio adaptado. El objetivo, concluye Gimeno, es evitar la recurrencia mediante planes monitorizados en coordinación con cardiología y neurología.