Lo que parecía un trayecto cualquiera por las calles de Barcelona terminó convirtiéndose en una escena digna de película. Un taxista circulaba con cuatro pasajeros a bordo cuando, de repente, uno de ellos comenzó a mostrar claros síntomas de asfixia. Tos persistente, dificultad para respirar y un nerviosismo creciente alertaron al conductor, que no dudó en detener el vehículo y dar aviso inmediato a los servicios de emergencia y a la policía. Lo que parecía un trayecto cualquiera por las calles de Barcelona terminó convirtiéndose en una escena digna de película. Un taxista circulaba con cuatro pasajeros a bordo cuando, de repente, uno de ellos comenzó a mostrar claros síntomas de asfixia. Tos persistente, dificultad para respirar y un nerviosismo creciente alertaron al conductor, que no dudó en detener el vehículo y dar aviso inmediato a los servicios de emergencia y a la policía. La rapidez del taxista fue clave. Mientras llegaba la ayuda, uno de los acompañantes del joven afectado actuó con reflejos y consiguió extraer de su garganta el objeto que le impedía respirar. No era comida ni un caramelo: se trataba de una cadena de oro. Lo que en un primer momento parecía un susto aislado pronto dio un giro inesperado. Los agentes de los Mossos d’Esquadra que se personaron en el lugar comprobaron que la cadena de oro no era un objeto cualquiera. Tras las primeras verificaciones, confirmaron que había sido robada poco antes en un hurto reciente en la ciudad. Ese hallazgo activó todas las alarmas. Los cuatro ocupantes del taxi pasaron de ser simples testigos de un atragantamiento a convertirse en sospechosos de un delito contra el patrimonio. La policía procedió a su detención y traslado a dependencias policiales para continuar con las diligencias. Los Mossos detuvieron a las cuatro personas por su presunta implicación en el robo de la cadena. Aunque todavía se investiga el grado de participación de cada uno de ellos, la policía trabaja con la hipótesis de que el objeto fue sustraído poco antes del incidente y que intentaban ocultarlo de alguna manera durante el trayecto en taxi. El caso continúa abierto y no se descartan nuevas actuaciones policiales a medida que avancen las comprobaciones. Por ahora, el episodio ha servido para poner de relieve la importancia de la colaboración ciudadana y la actuación rápida ante situaciones de emergencia. Fuentes policiales destacan especialmente la actuación del taxista, que supo mantener la calma en un momento de gran tensión. Su decisión de parar el vehículo y avisar de inmediato a emergencias evitó un desenlace mucho más grave. No es la primera vez que los conductores de taxi se convierten en testigos clave —e incluso protagonistas involuntarios— de sucesos policiales en Barcelona. Desde el sector recuerdan que los taxistas recorren la ciudad a todas horas y, sin buscarlo, acaban siendo un eslabón fundamental en la detección de situaciones de riesgo o delitos. Aunque este suceso ha llamado especialmente la atención por lo surrealista de la escena, no es un caso único. En los últimos años se han registrado episodios igual de curiosos: desde pasajeros que olvidan maletines con grandes sumas de dinero hasta detenciones tras descubrirse drogas escondidas bajo los asientos. Incluso se han dado casos de personas que simulan enfermedades para intentar eludir controles policiales y acaban siendo descubiertas en pleno trayecto. En este caso, la ironía es evidente: un intento desesperado por ocultar una cadena robada terminó poniendo en peligro la vida de uno de los implicados y destapando el delito. Más allá de lo llamativo de la historia, el incidente deja una reflexión clara. El nerviosismo tras cometer un robo y las decisiones precipitadas pueden tener consecuencias muy serias. Un gesto impulsivo, como esconder un objeto en la boca, estuvo a punto de acabar en tragedia. Barcelona suma así un nuevo suceso a su crónica urbana, uno de esos episodios que empiezan como una anécdota y acaban con detenidos, investigación policial y una historia difícil de olvidar.