Un recorrido por la historia y la cultura de la villa, combinando patrimonio arquitectónico, museos temáticos y espacios naturales dentro de un entorno declarado Reserva de la Biosfera La villa gallega que se alza junto al Atlántico sobre acantilados de más de 600 metros A unos veinte kilómetros de Ourense, Allariz se presenta como un núcleo urbano donde la historia se percibe en cada calle y plaza. Quien visita la villa puede recorrer calles empedradas que conservan su disposición original desde la Edad Media y observar cómo se han mantenido los edificios y espacios que organizaron la vida social y económica durante siglos. La combinación de estructuras religiosas, civiles y defensivas permite comprender el papel que esta localidad desempeñó en la región a lo largo del tiempo. Durante el invierno, la villa ofrece un recorrido más tranquilo, lejos de la concentración de visitantes que se registra en otras temporadas. Los paseos por el casco antiguo permiten apreciar la relación entre el trazado urbano y el entorno natural, especialmente la influencia del río Arnoia en la organización de la villa y en su desarrollo histórico. Este entorno, que combina arquitectura y paisaje, ofrece una visión completa de cómo se articulaba la vida cotidiana en un núcleo medieval gallego. Más allá del casco urbano, Allariz se integra con un paisaje que ha acompañado a sus habitantes durante siglos. Senderos junto al río, parques etnográficos y áreas naturales reflejan la interacción entre la población y los recursos disponibles, desde la agricultura hasta la industria artesanal. Esta relación histórica entre la villa y su entorno proporciona un contexto que permite recorrer el pasado sin perder de vista su continuidad en el presente. Del casco antiguo a los monumentos históricos El casco antiguo de Allariz constituye el núcleo principal de la villa y fue declarado Conjunto Histórico‑Artístico en 1971. Su diseño urbano conserva la estructura original medieval, con calles estrechas y empedradas que conectan plazas y edificios significativos, reflejando la organización social y comercial de la localidad a lo largo de los siglos. Uno de los elementos más reconocibles es el Puente de Villanova. Su construcción se remonta a finales del siglo XII o principios del XIII, aunque fue reconstruido en el siglo XVI después de que una riada provocara daños importantes. Este puente, de origen románico, desempeñó un papel en las antiguas rutas de tránsito y es un símbolo perdurable de la villa. El recorrido por las calles permite observar templos religiosos que representan distintos periodos y estilos. La iglesia de Santiago conserva elementos románicos, mientras que la iglesia de San Benito, construida en el siglo XVIII, refleja características del barroco. Ambos edificios ofrecen un testimonio de la evolución de la arquitectura religiosa en Allariz. Iglesia de San Benito. El convento de Santa Clara, fundado en el siglo XIII, integra elementos históricos y decorativos que se fueron incorporando con el tiempo. Su claustro, de estilo barroco, es considerado el mayor de España y evidencia cómo la función religiosa y la arquitectura monumental se combinaron en la villa para consolidar su relevancia cultural. Entorno natural y museos de Allariz El entorno natural de Allariz es un componente relevante de la experiencia en la villa. Parte de este territorio forma parte de la Reserva de la Biosfera del Área de Allariz, reconocida por la UNESCO en 2005, que incluye además los municipios de Vilar de Santos, A Bola y Rairiz de Veiga. Esta designación protege ecosistemas fluviales, bosques y áreas agrícolas tradicionales, reflejando la relación histórica entre el paisaje y las comunidades locales. La oferta cultural de la villa se articula a través de varios museos que documentan la historia económica y social del municipio. El Museo do Coiro presenta la evolución de la industria de la curtición de pieles en Allariz, mostrando herramientas, maquinaria y objetos utilizados en todas las fases del proceso. Este espacio permite comprender cómo la producción de cuero formó parte del desarrollo económico de la localidad. El Museo Galego de la Moda ofrece un recorrido por la evolución de la vestimenta y los accesorios a través de distintos periodos históricos, mostrando los cambios en las costumbres y en la vida cotidiana de la región. Este espacio aporta contexto sobre cómo la indumentaria refleja aspectos sociales y culturales de cada época. Por su parte, el Museo del Juguete contiene más de 2.000 piezas que ilustran la historia del juguete en España.