El café asiático de Cartagena cruza fronteras y aspira a un hueco en las cartas de todo el mundo: "La receta más compartida y regalada"

El café asiático es mucho más que una bebida en Cartagena; es parte de su esencia. Así lo entienden José Ángel y Carlos Díaz, las 'almas mater' de la marca Asiático Shop, quienes han envasado uno de los sabores más representativos de la ciudad para compartirlo con el mundo. Un sabor que es marca España y que ya se toma en muchos lugares del mundo. Han enviado juegos de asiático muy lejos de la ciudad e incluso del país y además, no es solo un café, ni siquiera su copa propia, también tiene Asiático Brand, una marca de ropa asociada. La internacionalización del asiático es un hecho. La empresa familiar recibe pedidos a diario para enviar sus característicos estuches a numerosos países, incluyendo destinos tan lejanos como Estados Unidos, llevando así “un trocito de Cartagena” a cualquier rincón del planeta. El sueño de sus impulsores es consolidar su posición como un gran embajador no solo de Cartagena, sino también de la Región de Murcia y de España. La ambición es que la bebida compita con otras famosas preparaciones de café a nivel global, como explican: “Imaginemos ver en una carta de París, Londres o Madrid el capuchino, el café irlandés y el asiático cartagenero”. Regalar una caja de café asiático se ha convertido en sinónimo de regalar “cultura, gastronomía e historia”. A pesar de su arraigo, sus promotores consideran que “el asiático está aún por conocer” y no ha alcanzado su máximo potencial en el mercado, en parte por ser un producto muy transversal que ninguna gran marca ha potenciado a nivel nacional. A pesar de ello, la motivación de su empresa familiar es extenderlo y regalan incluso la fórmula mágica de una bebida que todo el mundo prueba al llegar a la ciudad. La receta acompaña a los ingredientes. Aunque su origen ha sido contado en infinidad de ocasiones, la historia sitúa el nacimiento del asiático a finales del siglo XIX o principios del XX. Era una bebida consumida por la “gente de la mar” para combatir el frío, y su nombre proviene de las tripulaciones de barcos de las colonias de Filipinas con rasgos asiáticos que recalaban en el puerto. "Pedían lo que tomaba el asiático", explican, aunque en la actualidad se toma en todas las épocas y además es toda una experiencia gastronómica con verdaderos especialistas en su preparación cuidada y medida. La empresa de los hermanos Díaz es una firma familiar que, aunque no vive exclusivamente del asiático, siente un gran compromiso por su difusión, ya que poseen las patentes de la copa original. “El asiático a nosotros lo que nos crea es una responsabilidad”, afirman, explicando que este compromiso les impulsa a seguir innovando. La auténtica copa del café asiático, llamada inicialmente copa de campana fuerte, aparece por primera vez en 1908, de la mano de la fábrica Unión Vidriera de España, ubicada en Santa Lucía (Cartagena) en el año 1908. Muy popular en la Cartagena de aquella época, se utilizaba para vermut y vino. Originalmente tenía pierna, pero dado que su uso era casi exclusivo para tomar Café Asiático, entre los años 1932 y 1934 se le quita, buscando mayor estabilidad en la bandeja del camarero, resultando la que ahora conocemos donde pie y cáliz están unidos. En 1945 la empresa JOSÉ DÍAZ para fortalecerla, la manda fabricar en vidrio tensionado a la fábrica Vidur, en Barcelona, dando lugar a la actual copa. Esta evolución ha inspirado a otras empresas a crear productos derivados. Negocios locales como Confitería San Vicente con sus bombones, La Tercia con sus helados o Confiterías José Antonio con sus galletas, utilizan la icónica forma de la copa para expandir el universo del asiático. La última novedad es una marca de ropa cuyo símbolo es la copa del asiático, una idea de un sobrino de los fundadores que está resultando ser un “exitazo”. Esta línea, que se puede encontrar en su tienda de la calle del Carmen y online, no es un souvenir, sino una marca de moda que lleva un pedazo de la identidad local en sus diseños. Este tipo de reinvenciones son, para sus creadores, una necesidad para la supervivencia del pequeño comercio. Consideran que, ante las dificultades, es fundamental “crear nuestro propio mundo” para salir adelante, una filosofía que les ha permitido mantenerse en primera línea. En cada caja y en la propia web encuentras la receta. Con sus ingredientes, sus medidas y su forma de mezclarlo de forma perfecta. El paso a paso es importante y se empieza por depositar en la copa la leche condensada otorgándole el dulzor necesario. A continuación se incorpora el brandy y el tercer paso incluye otro producto cartagenero internacional como el Licor 43. A continuación el café se incorpora a la mezcla, todo en su justa medida. La crema de leche, la corteza de limón, un par de granos de café y la canela espolvoreada dan el último toque para triunfar con las visitas o para auto regalarse una experiencia gastronómica de gran tradición y mejor sabor.