El sector pesquero protesta por un dragado "sin estudios ambientales" en las costas de Huelva: "Tardará dos o tres años en regenerarse"

El sector pesquero ha alzado la voz contra unos trabajos de dragado que se están realizando frente a la costa de Punta Umbría. La federación de pescadores, a través de su presidente, Manuel Fernández Belmonte, ha denunciado que la extracción de arena se está ejecutando sin los pertinentes estudios de impacto medioambiental y sin haber notificado previamente a las cofradías, armadores y ayuntamientos afectados. Según ha explicado Fernández, la alerta surgió de las "propias quejas de los pescadores", que vieron cómo las dragas actuaban en sus caladeros. Estos trabajos ya han provocado daños materiales, como la rotura de redes y aparejos para la pesca del pulpo. Además, suponen una amenaza directa para la cría de especies como la coquina y la chirla. El presidente de la Federación Andaluza de Cofradías de Pescadores (FACOPE) ha calificado la actuación como un "desastre ecológico brutal" que afectará a toda la zona. El impacto sobre el fondo marino es tal que el ecosistema "puede tardar dos o tres años en regenerarse". El daño, advierte, se extenderá a prácticamente todo el Golfo de Cádiz, un caladero del que dependen pescadores desde Isla Cristina hasta Sanlúcar de Barrameda. La arena extraída, según han podido saber, tiene como destino la regeneración de la playa de Matalascañas. El sector no entiende por qué se recurre a un caladero en producción cuando existen alternativas, como la arena procedente del dragado necesario para mantener la operatividad de puertos como el de la propia Punta Umbría, que sufre problemas de calado. En paralelo, Manuel Fernández, también vicepresidente de la federación nacional, ha valorado los resultados de la última negociación de cuotas pesqueras en Bruselas. Aunque reconoce el "trabajo y el esfuerzo" del Ministerio, el balance es agridulce. Para el Cantábrico Noroeste, el resultado ha sido "un desastre total", mientras que para el Golfo de Cádiz hay noticias buenas y malas. La peor parte se la lleva la flota de arrastre con la cuota de la cigala, que sufre un recorte del 50% y se queda en solo 15 toneladas, acumulando una reducción drástica desde las 64 toneladas de hace cuatro años. Fernández asegura que esto "va a ser un desastre" y tendrá "graves consecuencias" para la flota de Ayamonte e Isla Cristina, que se verá obligada a hacer un sobreesfuerzo en otras zonas. La buena noticia llega de la mano del boquerón del Golfo de Cádiz, cuya cuota experimenta una subida del 60% hasta alcanzar las 11.000 toneladas. Fernández considera que este aumento es "un reconocimiento al esfuerzo que estos pescadores vienen conservando y mimando este caladero" y tendrá una repercusión económica importante para el sector.