Sánchez quiere atraer a Junts convirtiendo a Cataluña y País Vasco en miembros asociados de la Unesco

La noticia apenas tuvo resonancia cuando Pedro Sánchez -bostezo aparte- anunció durante su comparecencia de balance del año que el Gobierno «trabaja para lograr que Cataluña y Euskadi sean miembros asociados de la Unesco y la Organización Mundial del Turismo» (OMT). Pero Sánchez lo explicó brevemente, entre el nuevo bono transporte y la subida de sueldo a los funcionarios, cuando añadió: «Lo vamos a solicitar en los próximos días, que Cataluña y País Vasco sean miembros asociados, como lo son otros muchos territorios de otros países». Y abundó en el tema cuando dijo que «mientras se tramita, vamos a poner en marcha una solicitud de un estatuto un poco más amplio para que estos territorios puedan desplegar sus competencias en materia cultural y turismo». El anuncio del presidente del Gobierno ha sorprendido incluso a alguno de los supuestos interesados. Así lo mostró ayer la consejera del Gobierno autonómico Vasco, María Ubarretxena : «Hasta el momento, lo que conocemos son sus declaraciones. No hemos recibido mayor detalle por parte del Estado», ha precisado la portavoz del Ejecutivo vasco. Por ello, explicó que, hasta que no reciban «los textos ni cómo se detalla más la propuesta», no podrán hacer una valoración. En el entorno catalán del PSC, sin embargo, aunque tampoco conocen detalles del proyecto que ahora tendrán que gestionar, recuerdan que la inclusión de la Catalunya en la Unesco es una de la peticiones «incumplidas» del Gobierno que denunció Junts y con las que justificó su última ruptura. No figura expresamente entre los puntos del acuerdo general entre Junts y el PSOE, aunque puede englobarse en el último punto, en el que se compromete a ampliar «la participación directa de Cataluña en las instituciones europeas y demás organismos y entidades internacionales». Lo cierto es que no son muchos los casos de territorios asociados, menos como parte de Estados miembros, con competencias plenas. El anuncio encaja poco con la Constitución de Unesco, según algunos expertos consultados por ABC. En el artículo 2.3 del texto que regula la institución se dice: «Los territorios o grupos de territorios que no tengan la responsabilidad de la conducción de sus relaciones internacionales podrán ser admitidos como Miembros Asociados por la Conferencia General, por mayoría de dos tercios.» Cabe recordar que tanto País Vasco como Cataluña, y especialmente este territorio, tienen ya transferidas plenas competencias de cultura y turismo y una acción exterior notoria con delegaciones o 'pseudoembajadas' repartidas por el extranjero. Después de la imagen pésima que la diplomacia cultural española ha dado en el CILE con la agresión del director del Cervantes contra el de la RAE, esta es otra iniciativa que arroja una imagen difusa de los objetivos de la cultura exterior de España. Entre las cuestiones que se abren con esta iniciativa, según los expertos consultados, hay que valorar las contradicciones competenciales: «La acción exterior inicialmente era competencia exclusiva del Estado, pero primero con las 'pseudoembajadas' y ahora con la plenitud competencial hay que estudiar qué prevalece, porque no siempre imperará el mismo criterio», asegura un alto funcionario con décadas de experiencia en Unesco. Otro profundo conocedor de la vida de esta institución internacional que ha tenido cargos en ella comenta: «No encuentra sentido alguno a esta iniciativa, porque los Miembros Asociados suelen ser territorios sin ninguna capacidad en relaciones internacionales, como Curaçao o las Islas Feroe, pero nunca parte de otros Estados, porque son los Estados miembros quienes representan a sus territorios». De hecho, hay quien recuerda el caso de Quebec, que forma parte de la delegación canadiense a través de la que se encauzan internamente sus puntos de vista y necesidades. Canadá firmó en 2009 un acuerdo interno con las autoridades autonómicas de Quebec para que siempre haya un miembro quebequés en la delegación permanente. La delegación española se ha especializado en exministros de Cultura. El actual embajador es Miquel Iceta, dirigente del socialismo catalán que tendrá que dar forma a la iniciativa y emplearse a fondo para que la Asamblea General acepte al menos con una mayoría de dos tercios de los votos a los dos territorios españoles que ya tienen su voz representada en la delegación que él mismo dirige.