El extinto bar Matías, frente al Ramón Sánchez-Pizjuán, fue durante años una extensión de la sala de reuniones de la junta directiva del Sevilla Fútbol Club. Lugar de visita obligado para la «canalla» periodística, al encuentro de la otra «canalla», la futbolística. En cierta ocasión, cervezas por medio, Luis Cuervas se ufanaba de la genialidad de uno de sus arbotantes más señeros, José María Cruz padre, capaz de convertir un balance negativo en otro golosamente positivo, merced a esa ingeniería financiera que, sin recurrir a la ilegalidad, permite multiplicar y, lo que es más milagroso, transformar, los panes en peces. No sé quién es ahora el «ingeniero» encargado de los números, pero en las últimas juntas lo que se presume... Ver Más