La visión pragmática se impondrá en cuestión de horas tras la eliminación de la Copa del Rey, como es lógico, porque hay un bien superior en el Mallorca, que es la primera división. Y visto lo visto, nadie niega en el mallorquinismo cierta o mucha preocupación por lo que ofrece el equipo, sus dificultades para conseguir victorias. No están en descenso pero no están lejos. Sin embargo, el partido de Copa del Rey tiene algo positivo, da respuestas. No es que sean conclusiones positivas pero gran cosa es aclararse y saber lo que se tiene entre manos en esta vida. El partido ante el Deportivo es todo un libro abierto, demuestra la falta de cualidades de la plantilla y también lo mal que está. Es decir, no es tan solo la calidad individual de los jugadores de la segunda unidad, podríamos decir, aunque algunos eran llamados para ser puntales del proyecto, como Pablo Torre, sino el mal estado de todos, en ello sale en la foto el cuerpo técnico de Jagoba Arrasate. El equipo no se aguanta, tiene un bajo nivel futbolístico y un bajo nivel físico. Con un once completamente nuevo respecto a la victoria ante el Elche, algunos jugadores eran incapaces de aguantar un partido de 90 minutos jugado ante un Segunda División y a un ritmo muy bajo. Es realmente de análisis y si la dirección deportiva del Mallorca tiene conocimientos y responsabilidad, que nadie lo niega, debería estar analizando hoy mismo con los técnicos el estado de la plantilla. Es fácil decir falta esto y lo otro, todo el mundo es consciente de que no es la mejor plantilla del Mallorca ni la más equilibrada, que faltan cosas. Pero es inconcebible en una plantilla de Primera División un nivel de respuesta física tan baja. Luego hay algo que va más allá de la cuestión física y hasta futbolística, y es el hambre que demuestra un futbolista por hacer cosas. ¿Qué jugador no habitual está derribando la puerta para ser importante en el equipo o jugar más? No se ve pasión en un buen puñado de futbolistas. Hay jugadores que no han hecho nada aún en el fútbol y que se comportan como si estuvieran de vuelta. No puede nadie confundirse por el buen partido ante el Elche, los goles bonitos, es de esperar que sea punto de inflexión del equipo bermellón en la liga, pero hay un estado general que se observa durante toda la temporada: la falta de alternativas, los cambios suelen producir nulo resultado, no mejoran nada cuando entran. Y es que, como queda dicho, algunos jugadores parecen cansados antes de empezar, su lenguaje corporal es de gente mayor cuando son jóvenes deportistas obligados a ganarse el pan de hoy y de mañana. Nada de eso se observa en este Mallorca. Y la gente empieza a estar cansada de esa falta de pasión de algunos jugadores. Se observa más pasión en categorías inferiores que en los jugadores del Mallorca. El clásico "¿y con quién han empatado?" viene a la mente de muchos cuando se observa a determinados jugadores. No se trata de señalar a nadie, se trata de reflejar una realidad que exige decisiones inmediatas. Hay jugadores de los que no se puede esperar ahora mismo nada, quizá en un futuro, ahora deberían salir de la comodidad y llegar a otros equipos en los que se vean obligados a exigirse más. El Mallorca tiene que mover piezas y traer algo más de nervio al equipo, un extremo mínimo, si llegara un centrocampista y un central mejor que mejor. Con la llegada de un extremo interesante se ganarían dos puestos, porque Mateo Joseph jugaría cerca del área, con Muriqi pueden formar buena sociedad. Bajo nivel.- Más allá de lo que venga, ver al Mallorca anoche en Riazor era la confirmación de lo que lleva mucho tiempo viéndose, decía el entrenador que había que subir otro escalón respecto a Soria y no se hizo. Asano promete mucho y da poco, Llabrés no termina nada ni centra en condiciones, Antonio Sánchez diluido en la derecha, Pablo Torre es por ahora la gran decepción, está por hacerse aún y sufre incluso en los controles, señal de falta de confianza y de que necesita mucho fútbol todavía. Abdón no generó prácticamente nada, se puede decir que tampoco tuvo opciones buenas en el área, un delantero depende de lo que le llega, pero también el delantero puede generar y desde luego no lo hizo. Poca responsabilidad tiene anoche Darder que salió en la recta final, pero no se puede negar tampoco que Darder no tiene el rol en este equipo que se esperaba, algo sorprendente teniendo en cuenta sus condiciones y su indudable implicación. Sin embargo, su fútbol está ausente y a veces parece una pieza suelta en este engranaje. Tiene el mismo ritmo apocado del resto del equipo, un equipo diésel, con poca capacidad de sorpresa, con poco cambio de ritmo, aferrados al desequilibrio del niño Jan Virgili. Habrá que ver si lo ocurrido en Riazor provoca chispa en el equipo que juegue en Mestalla el viernes y el Mallorca muestra mejor tono. Desde luego el equipo titular gastado no estará porque ayer fueron once nuevos, incluido Samú Costa que venía de descansar por tarjetas. El Barcelona jugaba ante un Primera RFEF como el Guadalajara y lo hacía con Lamine Yamal, con Rashford, De Jong, Fermín, Eric García... El Valencia, próximo rival del Mallorca, jugaba con titulares como Tárrega, Foulquier, Diego López, Pepelu o Javi Guerra. Es decir, los técnicos no se fían de la eliminatoria a partido único en el campo del rival de inferior categoría, el Valencia ante el Sporting en este caso. El Mallorca en cambio lo fio todo a un once completamente nuevo. El Mallorca caía en Copa del Rey y a nadie le puede extrañar viendo lo que se está viendo, y aunque la Copa siempre ilusiona con razón, algunos concluirán que mejor así y centrarse en salvar la temporada en Primera.