Fuertes lluvias en la isla de Ormuz, en el sur de Irán, convirtieron partes de la costa, conocida localmente como Playa Roja, en una llamativa marea carmesí, parecida a la sangre. Especialmente después de la lluvia, el suelo se mezcla con el agua para formar ríos rojos que fluyen hacia el mar. Se trata de un impresionante fenómeno natural causado por el suelo del lugar, que contiene altos niveles de óxido de hierro, lo que tiñe la arena y el agua de un brillante color rojo.