Un diminuto pájaro que pesa menos de 30 gramos logra volar más de 11.000 kilómetros, desde Escandinavia hasta el sur de África, con una precisión casi matemática. No se trata de una proeza ocasional: cada individuo de alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) sigue un cronograma tan exacto que la variación en el tiempo total de vuelo entre distintos ejemplares apenas alcanza el 6%. Este inusitado nivel de precisión obedece a cuestiones genéticas mucho más complejas y detalladas de lo que la ciencia había sospechado hasta ahora.