Los rótulos, alma gráfica de Ciudad de México, llegan a la Galería José María Velasco

Nadie se puede imaginar a Ciudad de México sin los colores vibrantes, los siglos de ingenio popular, el humor irreverente y maestría artesanal de los rótulos que hacen lucir a los mercados, las pulquerías y hasta los carritos de tacos y hamburguesas.En las calles del Centro Histórico es común ver a un puerquito caricaturesco que se baña mientras anuncia una carnicería, o un letrero irónico parpadea sobre una refaccionaria. Imágenes que tejen la identidad urbana con brocha gorda y aerosol. Esta es la esencia de Los rótulos no deben morir, la exposición en la Galería José María Velasco que no solo expone pinceles y fotografías, sino que defiende un oficio único en el mundo: el rótulo mexicano, ese grito visual que ha dibujado nuestra metrópoli desde el Porfiriato hasta las marchas contemporáneas.En la Alcaldía Cuauhtémoc, donde el bullicio de Tepito y la Merced palpita como un mercado eterno, la Galería José María Velasco acoge esta muestra de arte que es un manifiesto vivo. Luis Miguel León Cornejo, su director, lo explica: “Esta exposición reúne a rotulistas invitados, no solo obras. Partimos de Isaías Salgado, el rotulista del barrio que ha pintado refaccionarias y pulquerías de los años 20 y 30, capturadas por grandes fotógrafos. “Revisamos archivos, desde el borramiento porfirista que ‘limpiaba’ la ciudad hasta el texto de Diego Rivera en Mexican Folkway, fotografiado por Edward Weston, que celebra los rótulos como arte popular. De ahí saltamos a Yolanda Andrade, Paulina Lavista con su Un día en Tepito (10 fotos de rótulos en 1974), Tina Modotti y archivos de la Fototeca Nacional. Es la ciudad graficada, del pasado al presente”.Oficio que resisteIsaías Salgado, rotulista del barrio con 40 años de brocha en mano, pinta un retrato crudo y esperanzador: “Somos pintores exclusivos, cada rótulo es único, no es una serie. La ex alcaldesa Sandra Cuevas borró miles en los puestos; la nueva nos da ‘jale’ en Cuauhtémoc. Hay más jóvenes queriendo tomar talleres, aunque cuesta dominar el dibujo. Ya no es como antes, pero el barrio revalora esta tradición”.Armando Téllez, otro maestro del rótulo se asombra: “Nunca vi una expo así en mis años. Luis nos abrió la galería para mostrar lo nuestro”.El curador Quetzalcóatl Molina profundiza: “Seleccionar fue difícil por la escasez de acervo. El borramiento de 5 mil puestos impulsó la Red Chilanga en Defensa del Arte Popular y la Gráfica. Pegamos carteles de protesta sobre los logos de la alcaldía. Tras esa protesta apenas llevan 50 puestos repintados de los 5 mil borrados, todavía les falta mucho por hacer”.Molina dice que en octubre se ofreció una disculpa institucional, “lo que nos unió: rotulistas, activistas y artistas planeamos talleres, tuvimos unos 200 participantes desde diciembre, caminatas fotográficas y un archivo del rótulo actual”.También promotor cultural, cuenta que están impulsando la declaratoria para que se considere el oficio y la tradición de rotulista como Patrimonio Cultural Inmaterial de la capital “con el apoyo de maestros como José Sánchez, con 60 años de trabajar en La Merced”.Molina habla de la argumentación para lograrlo: “Más de 100 años de temporalidad, como exige la ley, pero el rótulo suma 500 años desde el Mercado del Parián (1600-1700). Sobrevivió al Porfiriato, con pulquerías como El Tenampa, establecimiento centenario; mercados y cantinas de la post Revolución. Diego Rivera pintó pulquerías”. Asegura que ni caligrafía, tipografía, ni plotters han desplazado a los rotulistas “porque son únicos con humor mexicano, ironía, colores, caricaturas. Eso no existe en Europa o Estados Unidos.Todo ese bagaje adaptado con picardía local es desarrollo plástico-gráfico-publicitario sin par”.Vena socialHace 10 años, los maestros rotulistas temían no heredar su saber; ahora lo comparten en talleres, de ahí que consideren la necesidad de crear un museo del rótulo y buscarían un inmueble en comodato en el Centro Histórico.Llevarán a cabo mesas mensuales de enero a abril de 2026 con la finalidad de tener un plan de salvaguardia y lograr la declaratoria el 2 de mayo, día del rotulista, explicó el curador.“No basta el reconocimiento simbólico, entramos a las agendas 2030-2045 impulsando la economía local: un rótulo genera más ingresos que su costo”, comenta el promotor artístico.El rótulo es publicitario pero también tiene una vena social, pues su tipografía se ve en las marchas y en el grafiti.Dicen que los rotulistas son todólogos: escultores, herreros, artistas plásticos, ellos desempolvan la creatividad más allá del cliente, se expresan para vender un trabajo. Hay herencia centenaria en iconos sobre piedra, por eso esta exposición es una manera de admirar cómo vuela su imaginación.En Los rótulos no deben morir, la historia revive: fotos de cortinas en Tepito, fachadas del Cine Metropolitan, aniversarios cinematográficos, carnicerías intactas. Con ahínco y la declaratoria de patrimonio inmaterial, este grito callejero no cesará porque “¡los rótulos pintan nuestra alma urbana, que vivan eternos!”La exposición puede verse en la Galería José María Velasco, Peralvillo 55, colonia Morelos hasta el 6 de abril de 2026. View this post on Instagram hc​