La Comisión Europea ha presentado un juevo Plan de Automoción que establece un nuevo marco para garantizar la neutralidad climática y la independencia estratégica para 2050 , a la vez que ofrece mayor flexibilidad a los fabricantes, que a partir de 2035 podrán seguir comercializando vehículos de combustión, aunque bajo unas estrictas condiciones. Este Plan responde a las peticiones de la industria de la UE de simplificar la normativa, y ante la lenta implantación del vehículo eléctrico, por debajo de las expectativas tanto de la Comisión como de los propios fabricantes. Las nuevas normas de emisiones de CO₂ ahora ofrecen mayor flexibilidad para apoyar a la industria y mejorar la neutralidad tecnológica , a la vez que ofrecen previsibilidad a los fabricantes pero manteniendo el objetivo hacia la electrificación. A partir de 2035, los fabricantes de automóviles deberán cumplir con un objetivo de reducción del 90 % de las emisiones de escape , mientras que el 10 % restante deberá compensarse mediante el uso de acero bajo en carbono fabricado en la Unión Europea, o mediante electro combustibles y biocombustibles. De este modo se abre un nuevo panorama para la industria, ya que se permite que varios tipos de vehículos, además de los totalmente eléctricos (EV) y los de hidrógeno, mantengan su relevancia en el mercado posterior a 2035. Los vehículos que se beneficiarán de esta flexibilidad incluyen a los híbridos enchufables (PHEV), que combinan un motor de combustión con uno eléctrico recargable; los vehículos de autonomía extendida (Range Extenders), que utilizan un pequeño motor de combustión para cargar la batería; y los híbridos ligeros (Mild Hybrid), que emplean asistencia eléctrica (normalmente con una abtería de 45 V) para reducir el consumo sin circular únicamente con electricidad. Incluso los vehículos con motor de combustión interna (ICE) tanto diésel como gasolina o gas convencionales podrán seguir vendiéndose, siempre que los fabricantes se aseguren de que el uso de e-combustibles o biocombustibles les permita cumplir con el riguroso objetivo de reducción del 90% y la compensación del 10% restante. Las medidas dadas a conocer por la Comisión europea también incluyen un denominado «Battery Booster» (Impulsor de Baterías) , con ayudas de 1.800 millones de euros para acelerar el desarrollo de una cadena de valor de baterías totalmente fabricada en la UE, y el «Automotive Omnibus», que busca reducir la burocracia y los costes administrativos para los fabricantes europeos.