Noé Carrillo vivió la noche soñada por cualquier canterano. El joven delantero debutó con el primer equipo en Riazor y lo hizo marcando el gol que da el pase al Deportivo de La Coruña a la siguiente ronda, un momento que describe como el día más feliz de su vida futbolísticamente. Tras el gol, según sus propias palabras, “se me hizo así como un poco el silencio, ¿sabes? No escuchaba ni el estadio ni a nadie”. La celebración y el recuerdo posterior estuvieron cargados de emotividad. "Fui corriendo hacia la banda y me acordé de mis padres, de mis abuelos y, sobre todo, de mi madre, que hoy no pudo estar porque tenía que trabajar”. Un gesto que refleja la importancia de su familia en su incipiente carrera. El gol no fue fruto de la casualidad, sino de seguir la jugada hasta el final. La acción comenzó con un centro por la banda de Luismi Cruz que Bill Nsongo estuvo a punto de convertir. “Al principio, pienso que puede ser incluso gol de Bill, pero, nada, justo me cae a mí el rebote y tuve la suerte de meterla ahí a portería vacía”, explicó Noé sobre el momento clave. Esta victoria supone una inyección de moral para el vestuario, que se encuentra “muy contento”. El equipo venía de dos derrotas consecutivas y, como afirma el debutante, “esto siempre refuerza un poco al equipo para seguir creyendo y seguir trabajando”. La victoria también sirve de escaparate para la cantera de Abegondo, que demuestra tener talento para el primer equipo. El club está apostando bastante fuerte por los jóvenes, con proyectos como la nueva ciudad deportiva. Noé anima a sus compañeros del Fabril y de toda la cantera, asegurando que el esfuerzo tiene recompensa. “Si se lucha y tienes suerte, puede llegar a estar ahí, en el primer equipo”, sentenció.