La Navidad ha llegado y con ella el trabajo incesante en el obrador del convento de las madres Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril. Sus dulces artesanales se han convertido en un clásico de estas fechas, y la demanda no para de crecer a medida que se acerca la Navidad con pedidos que llegan sin cesar a través del torno. La tradición repostera de la comunidad viene de lejos, pero ha sido en los últimos años cuando han ampliado su recetario. La hermana María Teresa, vicepriora de la comunidad, defiende el valor de la elaboración manual frente a la industrial. “Haces, por ejemplo, un roscón frito a máquina, la masa la haces a máquina y luego haces un roscón frito a mano, es distinto. Y está mucho mejor a mano que con la máquina”, asegura. Para ellas, el ingrediente principal es otro: “El cariño más que nada, yo creo que en el cariño va todo”. Aunque algunos de sus productos como las magdalenas, los bizcochos o las pastas están disponibles todo el año, en Navidad la oferta se multiplica. Este año, las novedades más destacadas son los polvorones de almendra tradicionales y las magdalenas elaboradas con la receta de la antigua panadería Barros. Según cuentan desde el convento, los nuevos polvorones han sido un éxito rotundo entre quienes los han probado. Otro de sus productos estrella es el Roscón de Reyes, que se aleja de la receta tradicional. “El roscón de Reyes nuestro es muy espectacular, porque no es el roscón de reyes que se vende en la panadería, nuestro roscón es un bizcocho”, explica la hermana María Teresa. Esta particularidad lo convierte en una opción ideal para personas con estómagos delicados, y se puede rellenar de nata o crema por encargo. Los ingresos generados por la venta de estos dulces son vitales para la subsistencia de la comunidad y el mantenimiento del convento. Se trata de un edificio muy grande y antiguo que sufre el paso del tiempo, con problemas como “goteras por todas partes que hay que ir reparando”. El dinero recaudado se destina a cubrir estos gastos y a tener un fondo para emergencias, como la reparación de “alguna pared que se te viene abajo”. Actualmente, la comunidad está formada por siete hermanas, de las cuales seis trabajan en el obrador. Cuentan con la ayuda de voluntarios y de hermanos cofrades, pero aun así son “pocas manos” para tanto trabajo. Por ello, hacen un llamamiento a la compra de sus productos, que se pueden adquirir en el propio convento, en el teléfono 958 60 00 52 o en el móvil 651 01 94 74. Además, planean instalar puestos de venta en el auditorio de la playa y, posiblemente, en la Garnatilla durante los fines de semana.