Ana Villafañe, psicóloga infantil: "El 75% de los abusadores de niños son personas de confianza"

Su profesión como terapeuta de infancias ha llevado a Ana Villafañe a escuchar historias de abuso sexual infantil no sólo en voz de niños y niñas, también de adolescentes y personas adultas. Y en muchas de éstas, relató, las víctimas no sentían enfado hacia el perpetrador (o al menos no en gran medida), sino con quienes pudieron evitarlo.“Su enojo no era tanto con el agresor. Su enojo, dolor y herida iba más hacia ese papá o mamá que no lo cuidó; hacia ese tema que nunca se pudo abrir ni comunicar en la casa; ese tema de decir: ‘Es que yo nunca supe que eso se podía contar’”, señaló en entrevista con MILENIO.“Informamos niños, pero la cultura de arriba no cambia”Según la organización Infancia Libre de Abuso Sexual (ILAS), el riesgo de un abuso sexual infantil aumenta un 30% durante el periodo de vacaciones. Esto debido a que la gran mayoría de abusadores de cualquier tipo— no sólo sexuales— no se encuentran en las calles, sino en el círculo de confianza de la niña o el niño.“El 75% de los abusadores son alguien que está dentro del círculo de confianza. (...) Al final, los niños bajan la guardia cuando papá o mamá, quien ‘me cuida’ y ‘me quiere’, dejó entrar a su vida a esa persona. Entonces cuando esa persona es alguien autorizado o de confianza de quien los cuida, los niños bajan la guardia”, explicó la psicoterapeuta. Pero con cada historia que pasaba por su consultorio, Ana se daba cuenta otra realidad más allá del abuso: mamás, papás o cuidadores que no intervenían, desacreditaban o ni siquiera creían lo que su niño o niña había compartido en terapia. Sin embargo, resaltó, cuando se trata del maltrato infantil, hasta la mentira debe prender las alertas.“Los niños sobre estas cosas no mienten. Y si están mintiendo, también es por algo (...) Inventar temas de abuso tiene una razón y un trasfondo importante. O sea, ¿Cuál es la necesidad de inventar algo así? ¿De dónde salió? ¿De dónde lo vio? ¿Dónde lo escuchó?”.Villafañe entendió que no podía trabajar con las infancias sin entender su entorno ni trabajar con la familia. Ella lo describe como una cascada: lo que madres y padres hagan, o no hagan, caerán en sus hijos e hijas. “Tenemos que trabajar de arriba a abajo”.El problema recae en asumir que un taller o una terapia pueden por sí solos proteger a las infancias del abuso sexual sin la necesidad de que padres o madres también aborden el tema desde casa o intervengan si hay señales de alerta. De hecho, señaló, algunos patrones de abuso se repiten porque no se frenaron a tiempo; no se abrieron espacios de confianza para comentarlo, ni se comunicó lo suficiente respecto al tema.“Lo que yo sentía era que estábamos informando y reforzando niños, pero la cultura de arriba no cambiaba. (...) ¿De qué me sirve que los niños me cuenten a mí si quienes pueden realmente hacer algo, no lo hacen?”.Fue así que publicó El viaje seguro (2025), un cuento infantil que también funciona como una herramienta para que padres y madres abran la conversación del abuso sexual con sus hijas e hijos sin tabús o miedo a “que pierdan su inocencia”.“Que mamá y papá se hagan responsables de abrir un tema y poner el elefante rosa que nadie ve, pero todo el mundo esquiva en la casa (de una manera) tan coloquial como decir ‘Agarra un kleenex y límpiate el moco’. Tan fácil y con esa claridad”.— ¿Por qué un cuento?, cuestionó MILENIO a la especialista.— Siento que es tanto tabú, que un cuento no asusta. (...) Si yo te hago la conferencia, el curso o el taller, las personas van a ser muy evasivas. Hay mucha apatía. Piensan en “no me va a pasar”, respondió.El abuso infantil aún es un tabúRegistros de la Secretaría de Salud (Ssa), indican que 10 mil 613 personas entre 1 y 17 años fueron atendidas por violencia sexual sólo en 2024. Esto significó un incremento del 8.3% en comparación al año anterior, cuando se reportaron 9 mil 802 casos.Pese a ello— los datos, la gravedad del delito o las consecuencias en las infancias — hablar de abuso infantil, de todo tipo, todavía es un tabú. Normalmente, explicó Villafañe, debido a que suele ser un trauma generacional y hablarlo implica “cambiar el chip familiar”.“Alguien que abusa y fue abusado normaliza y repite para entender lo que sufrió. No se habla porque ‘si lo hablo, va a ser una caja de pandora’. (...) Los patrones y secretos familiares que no se hablan, se van a repetir”. Asimismo, las reacciones de espanto o vergüenza refuerzan el tabú respecto a la sexualidad. Por ejemplo, asustarse cuando la niña o el niño menciona la palabra “pene” o “vagina”, o enseñarle que esos temas se tratan en secreto.“La mente del niño (lo interpreta): ‘La reacción de mi mamá/papá frente a este tipo de cosas fue diferente. Entonces no se puede hablar en todos lados, es algo secreto o algo no tan bueno’”.Por supuesto no es fácil dar ese paso. Abrir el diálogo sobre la educación sexual y la prevención del abuso puede reabrir heridas del pasado que nunca cerraron, revivir traumas o enfrentar preguntas y momentos incómodos. Sin embargo, aseveró Villafañe, “nunca es tarde para sanar”.“Si el miedo es por una herida propia, creo que es una oportunidad para sanar y ayudar, a través de tu propia historia, a que no se repita el patrón con tu propio hijo o hija”.mp{4}¿Cuáles son las señales de alerta de abuso sexual infantil?No toda actitud sexual denota peligro. La Red Nacional de Estrés Traumático Infantil (NCTSN) señala que antes de los cuatro años es normal que niñas y niños exploren, toquen y froten sus partes privadas. Incluso, pueden mostrar interés por estar desnudos o ver a otras personas desnudas o desvistiéndose. Sin embargo, la psicóloga Fernanda Cobos explicó a MILENIO que las alertas deben encenderse si la niña o el niño traslada ese interés a otros o “en los juegos empieza a tocar a otros niños”. Otras alertas comunes también son:Se vuelven más irritables de lo normalTienen pesadillas constantesNo quieren ir a la escuelaEmpiezan a hacer juegos erotizadosRetraso de esfínteresASG