Un Sevilla FC sin Copa ni gloria

Tras vencer con holgura al Oviedo, había ciertas expectativas sobre las ganas que los de Matías Almeyda iban a poner en Mendizorroza para pasar a octavos de la Copa del Rey y terminar el año con algún atisbo de ilusión. No en vano, el Sevilla FC tiene un historial en esta competición, que gusta mucho en Nervión, pero en la que, una vez más, la realidad se ha impuesto con crudeza. En los últimos 20 años, el Sevilla FC ha disputado cuatro finales de la Copa del Rey . Ganó dos ante Getafe (2007) y Atlético de Madrid (2010) y perdió otras dos finales ante el Barcelona (Calderón y Wanda Metropolitano). Aunque no es sólo eso, en los últimos 26 años, el Sevilla FC se ha clasificado hasta en 15 ocasiones entre los ocho primeros , es decir, ha alcanzado los cuartos de final. La última vez que lo hizo fue hace dos temporadas, con Quique Sánchez Flores en el banquillo. Una eliminación por la mínima ante el Atlético de Madrid en el Metropolitano, un encuentro muy digno que nada tiene que ver con los dos que le han precedido. Y es que la pasada temporada, con Xavi García Pimienta aún en el banquillo, los nervionenses fueron eliminados también en dieciseisavos de final de forma indigna por el Almería de Rubi por un doloroso 4-1. Al menos este año los de Almeyda han sido emparejados ante un equipo de Primera división, con el que compite por la permanencia. En curso anteriores, en la 2021-22, cayó en octavos de final ante el Real Betis (2-1 para los verdiblancos). En la 22-23, en cuartos ante Osasuna (2-1 para los rojillos). Mendizorroza nunca es un escenario fácil, pero durante la fría noche de este pasado miércoles, al Sevilla le costó demasiado encontrarse en el partido. Lo consiguió algo en la última media hora de la primera parte, en la que Peque, Oso e Isaac rondaban la portería con insistencia, pero sin ningún tipo de efectividad. Un mal que parecía haber sido superado tras el atracón de goles del pasado domingo. Tras el descanso, Coudet supo modificar a su once para lograr desequilibrar la balanza, algo que Almeyda no hizo. Si bien el técnico contaba con nutridas ausencias, como ya viene siendo costumbre, la realidad es que los cambios del argentino llegaron tarde y mal. Ante esto, su rival se aprovechó y empezó a asediar sin piedad para desestabilizar y llegó, como también es habitual en el Sevilla, el error individual por los nervios de la presión. Castrín echó por la borda su aseado trabajo con un penalti innecesario que tiró por la borda la eliminatoria. El peligro de depender de la juventud impulsiva. Demasiado tarde para reaccionar y el Sevilla FC se volvió de Vitoria con una eliminación fea y con el partido del Bernabéu para rematar la semana. Por primera vez en 24 años, el Sevilla arrancará un año natural disputando una sola competición , aunque teniendo en cuenta el bloque tan nutrido que hay en LaLiga en la zona media, casi que es preferible que el cuadro de Nervión esté centrado en la salvación. Cuanto menos bulto, más claridad. Menos distracciones, aunque cero ilusión para una afición que no suelta bajo ningún concepto a los suyos.