El secreto en la leche materna que predice el cáncer de mama más agresivo

El Proyecto Hera, una investigación pionera a nivel mundial, entra en su segunda fase con un objetivo ambicioso: analizar la leche materna de 15.000 mujeres en toda España para encontrar biomarcadores que permitan anticipar el riesgo de desarrollar cáncer de mama posparto. Este tipo de tumor, que aparece asociado al embarazo y la lactancia, no solo está aumentando en frecuencia, sino que presenta un comportamiento más agresivo. El oncólogo e investigador principal, Juan de la Haba, y el director de Operaciones del proyecto, Javier Cantero, explican las claves científicas y logísticas de un estudio que busca cambiar el paradigma de la detección precoz. En las últimas dos décadas, la incidencia del cáncer de mama ha crecido, especialmente en el segmento de mujeres menores de 45 años. Aunque la causa no se conoce con seguridad, los científicos intuyen que el retraso en la edad de la maternidad podría ser un factor clave. "Factores que en la antigüedad considerábamos como protectores del cáncer de mama, cuando ocurren a edades avanzadas, puedan tener un factor de incremento del riesgo", explica Juan de la Haba. Por ello, el cáncer de mama posparto se ha convertido en un foco de interés prioritario para la comunidad científica internacional. Esta mayor atención no se debe solo a su frecuencia, sino a su comportamiento. Se trata de tumores con unas características celulares que los hacen más agresivos y complejos de tratar. Clínicamente, esta agresividad se traduce en la necesidad de aplicar tratamientos más duros para las pacientes. "Estamos hablando de la necesidad de tener que utilizar tratamiento de quimioterapia o en ocasiones también cirugías que no corresponden a la cirugía que desearíamos", lamenta el oncólogo. El diagnóstico a menudo es más tardío, lo que obliga a cirugías más invasivas. La línea de investigación del Proyecto Hera acumula más de diez años de trabajo. Una de las primeras preguntas que el equipo se planteó fue si el cáncer de mama asociado al embarazo era realmente diferente a nivel celular. La respuesta, ya publicada en revistas científicas, fue un sí rotundo. La investigación posterior reveló que en estos tumores están alterados los genes que regulan el crecimiento celular y también los que se encargan de la reparación del ADN. Sin embargo, el hallazgo más sorprendente fue descubrir cambios en el propio tejido mamario sano que rodea a la célula tumoral. "El tejido sano que rodea al cáncer de mama posparto ya tiene alteraciones", subraya De la Haba. Esta información, obtenida gracias a biopsias de mujeres voluntarias, fue crucial y abrió una nueva vía: si el tejido sano está alterado, debe haber una forma de detectarlo sin necesidad de un procedimiento invasivo. El tejido que envuelve a una célula tumoral es fundamental para su desarrollo. Como explica el investigador, "si el tejido no lo permite, la célula tumoral no crece". El equipo se preguntó qué tiene ese tejido para facilitar el crecimiento del tumor, y la hipótesis apunta a alteraciones condicionadas por los cambios hormonales de una maternidad a edad tardía. Aquí es donde la leche materna se convierte en la protagonista. Al ser el fluido que baña todo el tejido mamario, es el vehículo perfecto para obtener información sobre esas alteraciones y, con ello, predecir qué mujeres tienen más riesgo. El objetivo no es desaconsejar la maternidad tardía ni la lactancia, que es "fantástica" y "el mejor alimento posible para el niño", aclara De la Haba. La meta es puramente científica: "La idea es saber para poder aplicar medidas correctoras que, bueno, nuestros condicionantes sociales hemos asimilado". En la primera fase del estudio, ocho mujeres donantes han desarrollado cáncer, y sus muestras, junto a las de su tumor, son de un valor incalculable para la investigación, que necesita entre 25 y 30 casos para obtener resultados robustos. Para alcanzar esa cifra de casos cuanto antes, el proyecto se expande ahora a nivel nacional. Aquí entra en juego la labor de Javier Cantero, director de Operaciones de Hera. "En esta segunda fase buscamos una participación de 15.000 mujeres a nivel nacional con el fin de poder anticipar esa recogida de muestras que nos permita validar los resultados que obtenemos de la fase 1", afirma Cantero. La cifra de 15.000 participantes no es casual. Se necesita una muestra muy amplia y representativa para el objetivo final del proyecto: que los resultados sirvan "para que haya un test que permita, con tres o cuatro gotas de leche, poder predecir el riesgo de que una madre pueda desarrollar un cáncer de mama", detalla Cantero. Estadísticamente, se estima que de esas 15.000 voluntarias, alrededor de un 1,5% a un 2% desarrollarán la enfermedad, lo que proporcionaría una muestra de unas 250 mujeres para validar los biomarcadores encontrados. El proceso de colaboración se ha diseñado para ser extremadamente sencillo. Las interesadas solo tienen que acceder a la web oficial, proyectoera.es, solicitar su participación y recibirán un kit de donación en su domicilio. "Hemos tratado de facilitar al máximo la participación. Queríamos que pudiera ser fácil, que pudiera ser cómodo, que fuera también privado y que se sintieran libres de poder participar", asegura el director de operaciones. Una vez recogida la muestra, se envía por correo de forma gratuita. La seguridad y la protección de datos son una garantía absoluta. El proyecto cuenta con el aval del comité ético del Hospital Reina Sofía de Córdoba y la supervisión del IMIBIC, asegurando que todos los datos y muestras se almacenan de forma encriptada y anónima. Además de la donación de leche, existen otras formas de colaborar, como participar en una encuesta epidemiológica o adquirir un "pack solidario" para ayudar a la financiación, un pilar fundamental que en esta nueva fase cuenta con el apoyo clave del Ayuntamiento de Córdoba y la Fundación Cajasur.