Frente al Lidl de Trobajo del Camino, en León, una casa adosada se ha convertido en el epicentro de la Navidad para muchos leoneses. Conocida popularmente como la casa de Navidad, su fachada se transforma cada año en un espectáculo de luz y color que atrae a curiosos de todas las edades. María, su propietaria, ha explicado en el programa “Mediodía en COPE León” que esta tradición, que ya cumple 15 años, nació casi como un juego para sus hijos. Aunque la familia, de origen argentino, siempre ha tenido la costumbre de decorar su hogar, la dimensión que ha alcanzado en León responde a un motivo claro: la ilusión de la gente. “Vimos el entusiasmo que tenía la gente mayor, los niños, y decidimos poner un poquito más”, ha relatado María. La tradición se consolidó como una forma de regalar alegría a la comunidad. Hubo un tiempo en que, por motivos laborales y la llegada de la pandemia, estuvieron a punto de abandonar la costumbre. Sin embargo, el ruego de un espectador fiel lo cambió todo. “Nos dijo que si poníamos las luces, que él venía todos los años por verlas, que eso les llenaba de ilusión”, ha recordado. Al ver la felicidad de aquel hombre, decidieron continuar: “Si en algo le dimos un poquito de felicidad, con eso ya estamos agradecidos”. Detrás del espectáculo hay un trabajo minucioso. El montaje completo les lleva aproximadamente una semana, aunque con ayuda pueden reducirlo a cuatro o cinco días. El marido de María es el encargado de cuidar “los mínimos detalles”. Este año, además, han adelantado el encendido por petición popular. “La gente nos los estaba pidiendo constantemente”, ha confesado María. El aumento en la factura de la luz es notable, pero para María es un gasto que merece la pena. Asegura que no le sobra el dinero, pero la recompensa es mucho mayor. “Con ver a la gente mayor que vienen de las residencias y disfrutan, les ves la alegría que ellos tienen, ya con eso está pagado”, ha afirmado con rotundidad. La respuesta de la gente es, en su mayoría, abrumadoramente positiva. A pesar de algún comentario negativo, María se queda con lo bueno: “A mí lo que me llena es que la gente lo disfruta, que están contentos”. La casa se ha convertido en un punto de encuentro donde, el día de Navidad, incluso ponen villancicos para que los visitantes canten y bailen. Los niños son protagonistas especiales. Dejan sus cartas para los Reyes Magos y Papá Noel en el buzón. María ha compartido una anécdota especialmente emotiva: una niña le dejó sus ahorros para ayudar con la factura. “Me puso: ‘te dejo mi ahorro para la la luz’”, ha contado. Además, reciben tarjetas de agradecimiento que les animan a seguir “dando un poquito de ilusión”. La popularidad de la casa ha trascendido el boca a boca y ya es un fenómeno en redes sociales, algo que al principio sorprendió a la familia. Para quienes todavía no la hayan visto, la casa de la Navidad permanecerá encendida hasta después de Reyes.