Ana Velasco, historiadora: “Cuando Franco estaba agonizando, un joven de 32 años se ofreció a que le retirasen el cerebro y se los trasplantasen a Franco para que siguiese gobernando”

Que a nadie le gusta pensar en la muerte es una evidencia porque, entre otras cosas, te hace sentir que todo lo bueno que tiene esta vida puede acabarse y que tú nunca volverás a disfrutar de ella. Es un pensamiento que, a menudo, se vuelve negativo y que puede llegar a ser deprimente si no se gestiona adecuadamente. Por eso, a lo largo de la Historia, hay muchos que han intentado dar con una fórmula mágica o con la 'fuente de la eterna juventud' para conseguir vivir eternamente y no tener que pasar por el trance de la muerte. Algo que, por supuesto, nunca se ha conseguido. Y aunque para nosotros esto se antoja algo completamente imposible y sabemos que todo acaba, ha habido personajes a lo largo de la historia que han amenazado con poner en práctica ejercicios de dudosa ética para vivir eternamente. Personajes que, a menudo, han tenido un gran poder y han sido tiránicos y que lo hacían para perpetuarse en el poder. Sin ir más lejos, se dice que Putin tiene a su servicio a médicos que intentan conseguir esa eterna juventud para él. Lo mismo se dice, por cierto, del líder chino Xi Jinping. Si uno lo piensa, tiene mucho sentido que aquellos que han ostentado el poder, además de una forma tiránica, hayan querido perpetuarse en él mediante la eterna juventud. Aunque científicamente es imposible (al menos, por ahora), estos dictadores y gobernantes han intentando hacer de todo para mantenerse siempre vivos. Ana Velasco es historiadora y ella misma explicaba cómo muchos personajes querían encontrar esa fórmula mágica para vivir siempre. “Fernando el Católico ya era anciano cuando muere Isabel la Católica. Se decide volver a casar con Germana, lo que pasa es que la edad no perdona y entonces no podía tener descendencia. Entonces empezó a tratarse con cantáridas, que son un escarabajo que se pule, se hace polvo y se toma como en una bebida disuelto. Es supertóxico y seguramente le mató” explicaba. No fue el único gobernante que trató de hacerse inmortal, pues “Luis XIV de Francia tomaba preparados alquímicos para mantenerse siempre joven y vigoroso. Y los médicos le recetaban mezclas de plantas, de metales, de mercurio. Se sabe también que hacía baños medicinales, dietas supervisadas, porque aquí claro, se juntaba lo que era superstición con lo que era pues una dieta, ejercicio, cosas, masajes y demás” explicaba. Algo así intentó poner en práctica el ruso Stalin, que “tuvo toda esta división parapsicológica y demás de los científicos de la Unión Soviética que buscaban no solamente la inmortalidad, sino cosas como esto de que se pudiese leer los pensamientos, que se transmitiesen ideas con la electricidad, con muchas cosas. Entonces realmente no se sabe mucho porque esos archivos no están no están desclasificados o están desclasificados de aquella manera y se han destruido, pero sí es sospecha que pasaron cosas medio místicas, medio raras con Stalin en la Unión Soviética” decía Ana Velasco. Ahora, si hay una historia que llama demasiado la atención, esa es la del intento de alargar la vida de Franco. En el año 1975, cuando estaba ya agonizando y bastante enfermo, hubo un joven coruñés que hizo de todo para que el franquismo se alargase todo lo posible. Así lo explicaba Ana Velasco, que decía que este joven de 32 años tenía una obsesión con el gobierno de Franco, hasta el punto de inmolarse por él. “Franco estaba agonizando y hospitalizado y ya se veía que la viabilidad de un franquismo sin Franco era difícil. Un gallego, José Luis Pita Caruncho, que en aquel momento tenía 32 años y era empresario y vecino de un pueblecito que se llamaba Narón en Coruña, pues remitió una instancia formal a su alcalde del municipio diciendo que él ofrecía su ser orgánico, o sea, su cuerpo para que le retiraran el cerebro y trasplantasen en su cuerpo el cerebro de Franco, ya anciano, enfermo, moribundo para morirse” decía. Lo que quería era que durase toda la vida su gobierno y, sin embargo, fue formalmente rechazado. “Una vez en la Transición, intentó presentarse las elecciones municipales de Narón y se hizo público en la prensa de 1982 que había ofrecido su cuerpo para que Franco ese hombre siguese gobernando. La cosa quedó en nada, pero el sacrificio en del líder estuvo ahí” sentenciaba.