Hasta 15.000 agricultores bloquean Bruselas mientras los Estados negocian 'in extremis' el pacto con Mercosur

Mientras el edificio del Consejo Europeo acoge una negociación dramática y a contrarreloj entre los líderes de los Veintisiete de la que depende el futuro del acuerdo comercial entre la UE y Mercosur , las calles de Bruselas esta mañana están tomadas por cerca de 15.000 agricultores y 500 tractores que han bloqueado el centro de la capital belga. Prácticamente todas las organizaciones agrarias europeas participan en una movilización sin parangón desde las históricas tractoradas de finales de 2023, y lo hacen con dos objetivos claros: evitar el recorte de la PAC y sabotear la firma del acuerdo comercial con el bloque sudamericano (formado por Brasil, Uruguay). De nada han servido los recientes intentos de la Comisión por seducir a los agricultores por la vía de añadir cláusulas de salvaguardia al texto que se firmará el sábado, y lo mismo vale para las enmiendas que se votaron el pasado martes en la Eurocámara, que garantizaron la suspensión de las importaciones desde el bloque de aquellos productos que no cumplan los estándares europeos. La oposición del campo sigue siendo clara , junto a la de Francia y, desde ayer con más nitidez, la de Italia. «Van a meter en los mismos lineales productos de terceros países en los que los costes de producción no tienen nada que ver , ni los requisitos medioambientales ni los costes laborales«, ha afirmado Miguel Padilla, secretario general de la organización agraria COAG, que junto a Asaja y UPA han convocado a más de 500 manifestantes españoles en Bruselas. Una vez más, Padilla ha insistido en la que desde hace tiempo es una opinión generalizada entre los agricultores, que el acuerdo abre la puerta a la industria de los países del norte a cambio de recibir carne o arroz de productores que venden mucho más barato. «Claro que hay actividades para las que va a ser absolutamente rentable, pero todo lo contrario para la agricultura, que somos moneda de cambio para los políticos europeos y españoles», ha añadido el portavoz de COAG, a la vez que advertía de que esta manifestación «no será la primera». En realidad, la movilización fue convocada hace ya varias semanas, en principio para expresar la oposición del campo al recorte que planea la Comisión en los fondos de la próxima Política Agrícola Común (PAC). Sin embargo, la precipitada sucesión de acontecimientos en cuanto al acuerdo con Mercosur ha hecho que este asunto -la otra bestia negra del campo de un tiempo a esta parte- tome el protagonismo en la protesta. Ursula von der Leyen está envuelta en un embrollo sensacional, pues su intención es firmar el acuerdo en una cumbre que se celebrará en Brasil el sábado, y no puede subir al avión sin el sí de los Estados miembro si quiere evitar un ridículo internacional. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, no lo pone fácil, pues ayer mismo advirtió de que, si el sábado no hay firma, no la habrá durante su mandato . La líder del ejecutivo comunitario tiene que convencer a Francia e Italia y esa será su prioridad en las discusiones hoy, que necesariamente tendrán que acontecer en los pasillos dado que en el orden del día de la cumbre europea solo está el uso de los activos rusos en Ucrania. «Nuestras dependencias excesivas son un obstáculo para la competitividad. Debemos deshacernos de ellas y esto solo es posible a través de una red de acuerdos de libre comercio», ha afirmado Von der Leyen, según recoge Europa Press. A favor tiene a países como España o Alemania -que necesita el pacto para dar un empujón a su industria automovilística-, y enfrente, a Francia e Italia. En realidad, quien ha llevado las discusiones a esta situación límite ha sido la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, al exigir ayer que se pospusiera la firma ya que considera que el pacto «es prematuro». La Comisión puede añadirle nuevas cláusulas de salvaguardia y exigencias de que los agricultores brasileños, argentinos, uruguayos y paraguayos produzcan con los mismos estándares de calidad que imperan en la UE -un objetivo difícil de cumplir, por otra parte-, pero el problema es que parece que a Brasil se le acaba la paciencia. A esto, por supuesto, se añade el nuevo marco presupuestario propuesto por Bruselas para la próxima PAC, que desde las organizaciones agrarias consideran un recorte encubierto en los fondos de hasta el 20%. Para el campo, lo que se vive estos días en Bruselas es una coincidencia fatal. «La Comisión Europea está sacrificando la política agraria comunitaria y favoreciendo la entrada masiva desde terceros países», ha sintetizado Padilla.