La histórica mercería Jutipiris de Palma echa el cierre tras 36 años de vida

La mercería Jutipiris, un emblema comercial en la calle Guillém Galmés de la barriada del Arxiduc, en Palma, anuncia su liquidación por cierre. Tras más de 36 años de historia, la noticia, comunicada a mediados de noviembre, ha llenado de tristeza y sorpresa a su clientela de toda la vida, que ve cómo está a punto de bajar la persiana uno de sus comercios de referencia. Al frente del negocio ha estado siempre Antonia Planas, quien ha explicado que la decisión responde a motivos estrictamente personales. "Es una decisión que se ha tomado porque la gente de la familia se hace mayor", ha señalado, aclarando que no se debe a problemas con el alquiler, ya que el local es de su propiedad. Planas ha preferido tomar ahora esta difícil determinación para poder gestionar la liquidación de forma ordenada. El impacto del cierre ha sido profundo en el barrio, donde los clientes han mostrado su afecto y preocupación. A lo largo de tres décadas y media, Antonia ha forjado amistades y ha visto crecer a generaciones de vecinos. "Son 36 años, hay gente de 30, 32, 34 años, que yo les he visto en la panza de sus mamás", recuerda con emoción. Para ella, su negocio siempre ha sido "más que una tienda". La historia de Antonia Planas en Yutipiris comenzó el 2 de abril de 1990, cuando apenas tenía 20 años. Tomó el relevo de un negocio que ya existía y cuya dueña anterior no podía continuar. "Gracias a un paro pude hacer frente al traspaso, porque yo con 20 años no tenía ese dinero", rememora sobre sus inicios al frente de la mercería. A lo largo de los años, el negocio ha tenido que adaptarse. Comenzó vendiendo uniformes escolares y ropa de niño, pero la competencia de las grandes superficies le obligó a reinventarse y centrarse en los artículos de mercería. Sobre la viabilidad de un comercio así en la actualidad, Planas es clara: "Es rentable si el local es tuyo", aunque admite que exige muchas horas y no podría permitirse contratar a un empleado. Antonia Planas todavía no se jubila, pues le quedan "un par de años". Su intención es buscar un convenio especial con la Seguridad Social para poder dedicarse al cuidado de su familia y, mientras, planea alquilar el local. Su despedida coincide con una reflexión sobre la transformación del barrio, que pasó de tener todas las tiendas abiertas a sufrir la crisis, aunque ahora "vuelve a haber un poco de comercio".