Durante años, Castilla-La Mancha ha cargado con el lastre de un modelo que la situó entre las comunidades que más retrocedieron, con recortes, falta de planificación y una ausencia casi total de diálogo social que dejó huella en el tejido económico y en los servicios públicos. Ese escenario, marcado por la inestabilidad y la pérdida de oportunidades, ha dado paso a una etapa en la que la concertación, la previsibilidad y la estrategia a largo plazo han ido ganando terreno como señas de identidad del rumbo regional. Diez años después, y con el objetivo de continuar la senda de crecimiento iniciada en 2015, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha ratificado junto a los sindicatos y la patronal una alianza estratégica para situar a la comunidad autónoma entre las regiones que más crezcan de aquí a 2030, un objetivo que se ha concretado en la firma del pacto 'Castilla-La Mancha, Horizonte 2030', un acuerdo de gran alcance que movilizará más de 15.800 millones de euros, incorpora 531 medidas e implica a 158 entidades del ámbito institucional, económico y social. El acuerdo ha sido presentado en Toledo en un acto en el que se ha visualizado un amplio consenso social en torno a un modelo de desarrollo basado en el diálogo, la estabilidad y la planificación a largo plazo. Una imagen que contrasta con etapas anteriores en las que Castilla-La Mancha llegó a figurar entre las comunidades que más retrocedieron en indicadores económicos y sociales, especialmente durante los años de los recortes y la falta de concertación institucional. Durante la presentación, el presidente regional, Emiliano García-Page, ha subrayado que el principal reto del pacto es consolidar un crecimiento sostenido y compartido, apoyado en una economía que ha definido como "muy sana", con unos servicios públicos consolidados y una estrategia que convoca a todos los actores implicados. En este sentido, ha defendido que el documento ofrece una respuesta clara y verificable a quienes se planteen invertir o desarrollar su actividad en la región, al aportar estabilidad, proyectos definidos y una hoja de ruta común "negro sobre blanco". Lejos de plantear un documento genérico o de intenciones, García-Page ha insistido en que se trata de un pacto "medible y evaluable", con mecanismos de seguimiento y comités específicos que permitirán comprobar el grado de cumplimiento de cada una de las 531 medidas incluidas. Una forma, ha señalado, de alejarse de dinámicas cortoplacistas y de los vaivenes de los ciclos políticos que, en el pasado, han lastrado el desarrollo regional. El presidente ha puesto también el acento en la evolución de la productividad, destacando que Castilla-La Mancha se ha situado entre las comunidades que más han crecido en este ámbito. Un dato que, según ha explicado, no responde solo a grandes cifras macroeconómicas, sino a una mejora real del rendimiento del trabajo y de la gestión empresarial, con resultados que superan a los de otros territorios. Un pacto con ocho grandes ejes El pacto se articula en ocho grandes ejes, con una distribución de recursos que...