El Banco Central Europeo (BCE) termina el año sin cambios en su política monetaria. El consejo de gobierno ha decidido mantener los tipos de interés en el 2% por cuarta vez consecutiva en lo que va de año, como esperaba el mercado. La duda está en lo que sucederá en 2026 . La institución presidida por Christine Lagarde se guarda para el año que viene la bala de mover el precio del dinero . Pero sigue siendo incierto sobre hacia dónde podría avanzar el BCE el ejercicio siguiente ya que las señales económicas podrían inclinarse en cualquier sentido, tanto de recortes como de nuevas subidas. Aunque los datos recientes muestran que la economía del euro creció un 0,3% en el tercer trimestre, mucho más rápido de lo que el BCE había previsto en septiembre, las perspectivas económicas son inciertas. Están rodeadas tanto de amenazas, que podrían requerir una relajación monetaria, como de riesgos, que podrían aconsejar un cierto endurecimiento. En lo que se refiere a la inflación , para la cual la institución tiene el mandato de mantener la estabilidad de precios en el entorno del 2%, el dato de noviembre está en línea con el objetivo del BCE ya que la inflación acabó el mes en el 2,1%, una décima menos de lo previsto en el avance que se dio. Sin embargo, sí que hay miembros del comité ejecutivo , como la alemana Isabel Schnabel, que han alimentado la esperanza de que el próximo paso sea al alza. Eso es algo que los analistas empiezan a recoger y algunos apuntan ya a un posible endurecimiento de la política monetaria a corto-medio plazo, aunque nadie da nada por sentado. La incertidumbre, de momento, es alta sobre cuál será el próximo movimiento. Y lo cierto es que el BCE toma sus decisiones mes a mes, con los datos que tiene encima de la mesa tanto de inflación como de crecimiento, entre otros factores. Asimismo, la organización sigue muy pendiente del desenlace que pueda tener la guerra en Ucrania , con el impacto sobre los precios de la energía, la inflación y las consecuencias sobre el crecimiento económico. En las últimas semanas todo hace indicar que se ha avanzado, aunque sea ligeramente, en unas conversaciones para pensar en poner fin a la guerra iniciada por Rusia. Pero la manera en que eso se pueda llevar a cabo también tendría su influencia en las decisiones de política monetaria, igual que si se perpetúa en el tiempo como hasta ahora.