Nace en Teruel el Centro de Escucha Esperanza para combatir la soledad y el sufrimiento

La Diócesis de Teruel ha puesto en marcha el Centro de Escucha Esperanza, una nueva iniciativa pastoral destinada a acompañar a personas que viven experiencias de sufrimiento y dolor. El proyecto, que comenzó su andadura en junio y espera estar plenamente operativo a principios de año, fue presentado en el programa 'El Espejo de COPE en Teruel' por su coordinador, Enrique Marco Iserte, quien se mostró "ilusionado con esta iniciativa y con esta responsabilidad". Este centro nace como "un espacio donde personas que viven una situación a priori compleja, difícil, puedan encontrar un lugar de ventilación y acompañamiento", según explicó Marco. La iniciativa está en contacto con la red de centros de escucha de España, gestionada por Humanizar, una organización de los religiosos Camilos especializada en el acompañamiento de personas. El servicio está abierto a una amplia gama de situaciones, como procesos de soledad, duelo, enfermedad o dificultades de pareja o familiares. Sin embargo, Marco subraya una diferencia clave: "no se tratan patologías". Si se detecta una posible patología, la persona es derivada a profesionales o a otros recursos existentes como Reparas, para asuntos relacionados con sacerdotes; Cáritas, para temas sociales, o el servicio Samiq para cuestiones familiares. El equipo del centro estará formado por voluntarios con "vocación de acompañamiento". Aunque los profesionales de la psicología o el trabajo social son bienvenidos, no es un requisito imprescindible. Todos los participantes recibirán una "formación específica muy contrastada" para asegurar el "rigor" en la atención, además de contar con un "proceso sistematizado de supervisión" para apoyarles. Enrique Marco destaca que la escucha es una habilidad que se puede aprender y que es fundamental para la empatía y la compasión. "La escucha es la función más terapéutica, que es ser capaces de sostener lo que está viviendo una persona", afirmó. A menudo, la persona "no necesita nada más" que ser atendida en su "ventilación emocional" por alguien que la acoja "sin juicio". Ante el posible recelo que pueda surgir en una ciudad pequeña como Teruel, donde el anonimato es más difícil, el coordinador del centro es tajante: la confidencialidad es "la cobertura principal que tiene este servicio" y un "pilar fundamental". Para garantizarlo, cada voluntario debe firmar y comprometerse con un estricto código deontológico. El objetivo es crear "un espacio seguro y valiente" donde la persona pueda expresarse. En este espacio de confianza es donde pueden surgir los "cambios de conciencia", a los que Marco se refiere como milagros. "Muchos cambios de conciencia se producen en encuentros en que la persona es capaz de ampliar la perspectiva que tiene ante una situación", explicó, destacando que este es el modelo de Jesús. Actualmente, el proyecto se encuentra en una fase "incipiente" de sensibilización y captación de voluntarios. Próximamente se facilitará la información de contacto a través de parroquias y otros medios diocesanos. El fin último, concluyó Marco, es normalizar estas situaciones y ayudar a superarlas, insistiendo en que "que nadie se sienta mal por sentirse mal, porque esto es demasiado corrosivo para el ser humano".