Las compras navideñas vuelven a dispararse y, con ellas, también lo hacen las estafas en internet. Estos días son de grandes gastos y compras a contrarreloj. Más allá de cómo afecte esto a nuestro bolsillo, debemos cuidar que una compra impulsiva no oculte algo más peligroso, especialmente con estafas cada vez más sofisticadas que han incorporado la IA para crearlas. Según un estudio realizado por Aecoc Shopperview, un 40% de los consumidores españoles comprará más regalos principalmente por Internet. Un 33% de ellos extenderán esto a otro tipo de productos y 7 de cada 10 hogares ya realizan compras online de gran consumo. Este aumento del comercio digital convierte estas fechas en uno de los momentos preferidos por los ciberdelincuentes para actuar: hay más transacciones, menos tiempo para pensar y una sensación de urgencia constante. No solo hay más intentos de estafa, sino que también son cada vez más sofisticados en parte debido a la inteligencia artificial generativa, que permite crearlas de manera automatizada. Los delincuentes se aprovechan de la saturación de ofertas, de los descuentos llamativos y del estrés propio de las compras de última hora para engañar a los consumidores con mayor facilidad. El "Phishing" de entrega de las más comunes y se ha visto particularmente reforzada mediante la IA. El procedimiento es el siguiente: la IA crea correos que suplantan a empresas de envíos, solicitando pagos o credenciales y proporcionando un enlace para facilitarlos. Si tenemos paquetes pendientes de entrega con alguna de las empresas transportistas que suplantan, tal vez podamos creernos el mensaje y caer en el timo. Estos mensajes normalmente utilizarán un lenguaje alarmante y urgente para que no nos paremos a reflexionar sobre el contenido del mensaje y accedamos a entregar nuestros datos. Otra estafa común, especialmente con las nuevas tecnologías, son la de las tiendas falsas. Un comercio web ficticio que promete grandes descuentos. Varios están gestionados por un chatbot de IA. En los últimos tiempos, además, han ganado peso las estafas a través de marketplaces de segunda mano, donde el engaño se produce tras el primer contacto con el vendedor o comprador. También proliferan las ofertas irreales en redes sociales, con anuncios que redirigen a páginas fraudulentas donde el pago se realiza, pero el producto nunca llega. Es un sesgo común pensar en que solo caen en estas trampas las personas poco familiarizadas con la tecnología. La realidad es muy distinta. El perfil de la víctima es cada vez más amplio: jóvenes acostumbrados a comprar online, adultos con experiencia digital que conocen los riesgos. La clave está en el contexto. Las prisas, la presión por encontrar un regalo concreto o la confianza en una plataforma aparentemente conocida pueden hacer que cualquiera baje la guardia en un momento puntual. Por lo tanto, no se trata de un tema de edad o nivel educativo, sino que todos podemos vernos expuestos y vulnerables ante estafas que cada vez son más convincentes. Sin embargo, es verdad que cada timo tiene su propio público objetivo: padres pendientes de un envío o jóvenes comprando en marketplaces de segunda mano. Aunque parezca evidente, lo más difícil en ocasiones es desconfiar de la urgencia, lo que puede a veces ser difícil. La mayoría de estafas juegan con el miedo a perder una oportunidad o con mensajes que exigen actuar de inmediato. Si una oferta “solo dura unos minutos”, si un vendedor presiona para cerrar la compra cuanto antes o si un mensaje asegura que un paquete se perderá si no se paga ya, debería hacernos sospechar mucho. En ese caso es momento de parar y tomarse unos minutos para comprobar la web, buscar opiniones, revisar la URL o contrastar la información suele ser suficiente para evitar el fraude. También conviene recordar otras medidas básicas: comprar solo en páginas seguras con protocolos de pago fiables, evitar transferencias directas o pagos fuera de la plataforma, no pinchar en enlaces sospechosos y revisar con atención los correos o mensajes que aparentan ser de empresas conocidas. En definitiva, estas Navidades no se trata de dejar de comprar online, sino de hacerlo con calma. En un contexto donde los estafadores afinan cada vez más sus técnicas, el mejor regalo para evitar disgustos es algo tan simple —y tan efectivo— como no dejarse llevar por las prisas.