OCCRP revisó la venta de 30 aviones desde 2014 por empresas de Lance Zane Ricotta. Hay evidencia de que 11 jets fueron o bien incautados, o bien investigados o bien relacionados en el extranjero con casos sospechosos o confirmados de tráfico de drogas. Ricotta negó cualquier responsabilidad con el uso de estas aeronaves. Expertos señalan que lagunas legales en las normas de registro estadounidenses dificultan identificar los verdaderos dueños.