La compra de décimos para el Sorteo de Navidad se dispara en diciembre, pero con las prisas y la acumulación de boletos, los descuidos son frecuentes. Carmen María Alcaraz, responsable de los loteros en la Región de Murcia, ha explicado los problemas más comunes, como los décimos perdidos, robados o deteriorados. A pesar de la ilusión por conseguir un premio, "cuidamos poquito los décimos", reconoce, lo que puede generar complicaciones a la hora de reclamar un premio. Sin embargo, a veces damos por imposible cobrar décimos que podrían reclamarse bajo unas condiciones. Ante la posibilidad de perder o sufrir el robo de un décimo, la lotera ofrece una recomendación clave: "hacer una foto a los décimos". Según Alcaraz, este simple gesto es fundamental, ya que permite guardar todos los datos necesarios para una futura reclamación: número, sesión y serie. "Yo siempre recomiendo que la gente, cuando compra la lotería, que le haga una foto a los décimos, porque si se pierden o los roban, sabiendo número, sesión y serie", ha insistido. Si el décimo ha sido robado, las posibilidades de cobrarlo dependen de la cuantía del premio. Para importes inferiores a 2.000 euros, que se cobran en ventanilla, es "muy complicado" evitar que otra persona lo cobre. Sin embargo, si el premio es superior a 2.000 euros y requiere pasar por una entidad bancaria, se puede interponer una denuncia policial. Con la denuncia y la foto del décimo, "un juez puede parar el pago del premio", ya que el cobrador debe identificarse con su DNI y los datos no coincidirán. Alcaraz ha compartido el caso de un cliente que tiró los décimos a la papelera por error pero conservaba una foto. Tras comunicar la incidencia y comprobar que, pasados los tres meses de rigor, nadie había cobrado esos boletos, "el cliente cobró los décimos". Este ejemplo demuestra la eficacia de tener una copia digital como prueba en caso de extravío. Otro de los problemas habituales es encontrar un décimo deteriorado, por ejemplo, tras haber pasado por la lavadora. En estos casos, la recomendación es clara: no manipularlo. "Si hay un décimo que se ha metido en la lavadora y está muy defectuoso, que lo metan en un sobre, lo guarden y me lo traigan a mí", aconseja la experta. Intentar repararlo por cuenta propia puede empeorar la situación. Cuando un boleto está dañado, las administraciones de lotería tienen un protocolo. Si el código de barras es legible, se puede pagar sin problema. Si no lo es, se rellena un formulario de incidencias y se envía a Loterías y Apuestas del Estado para su análisis. La entidad tiene mecanismos para comprobar su validez y "se lo pagan al cliente, e incluso se pone en contacto con él y se lo abonan", ha señalado Alcaraz. Diciembre trae consigo las semanas claves para la venta de lotería, un período frenético para los loteros. La demanda es tan alta que muchas terminaciones populares se agotan rápidamente. Este año, el número 25 "se ha acabado incluso antes que otras veces", ha comentado Alcaraz, una situación que se repite con otras terminaciones muy solicitadas que ya no están disponibles "ni siquiera en máquinas". A pesar de los contratiempos, tanto loteros como compradores mantienen la ilusión intacta de cara al 22 de diciembre. El deseo general, según Alcaraz, es dar un premio "y que sea lo más repartido posible". La esperanza es que la suerte llegue, sobre todo, "a gente que lo necesitaba mucho", una idea que reconforta a quienes no resultan agraciados. Para muchos se convierte en el día de la salud.