Reconoce prenderle fuego a un piso al ver que su casero había sacado sus cosas: «Perdí el control»

El hombre que a finales de julio de 2024 originó en Valladolid un grave incendio en el rellano del piso donde vivía como inquilino, en la Plaza de la Circular, ha reconocido los hechos. Sin embargo, se ha justificado diciendo que actuó presa de un arrebato y sin prever las posibles consecuencias, que en este caso fueron importantes desperfectos en el inmueble y lesiones a su casero y a una vecina, las del primero de carácter grave. «¡Al ver todas mis pertenencias tiradas en el rellano perdí el control, me entró una crisis muy gorda!», ha reiterado el acusado durante su declaración este jueves en el juicio celebrado en la Audiencia de Valladolid, recoge Ep. David M.E. se ha retrotraído a la tarde del 31 de julio de 2024, sobre las 17:30 horas, cuando ha asegurado que acudió al edificio donde vivía, en la calle Cerámica, para recoger sus pertenencias. Había recibido aviso de su casero de que desalojara su habitación con motivo de las desavenencias existentes entre arrendatario y arrendador. Sin embargo, el casero le había tomado la delantera y había acudido previamente al piso donde, tras entrar en su habitación, había retirado todos sus efectos y enseres y se los había plantado en el suelo del rellano, junto al ascensor. De esa guisa se los encontró el acusado cuando acudió al inmueble. «¡Estaban apilados junto a la puerta del piso y al verlos sufrí una crisis tremenda!» , ha insistido David, hasta el punto de que, como así ha añadido, ni siquiera se acuerda de haber prendido fuego a sus pertenencias con mechero y unas cerillas para, acto seguido, abandonar el edificio. El encausado ha precisado que llegó a llamar a la puerta del piso, sin encontrar respuesta de su arrendador, contra quien ha cargado duramente y a quien ha responsabilizado de la reacción incontrolada que tuvo esa tarde, fundamentalmente tras sufrir un constante «asedio y acoso» por su parte. Así, le ha acusado de entrar a menudo en su habitación para revisar sus cosas e incluso de haberle quitado a la fuerza las llaves del piso. «Me sentía frustrado, humillado, violentado...además de que aquello era ilegal», ha añadido. Esta situación de presión, además del alcoholismo crónico que el acusado ha asegurado padecer -dice que empezó a consumir con 13 años- y su adicción al cannabis, sumado a su trastorno de personalidad por dichas adicciones y su trastorno mixto antisocial fueron, a su juicio y el de su defensor, el detonante de la «grave imprudencia» cometida aquella tarde bajo los efectos del alcohol. El casero, por su parte, ha indicado que tan sólo entró el día de los hechos en la habitación de su inquilino para echarle por incumplimiento de contrato, tanto por consumir alcohol en el inmueble como por llevar continuamente a chicas, celebrar fiestas, poseer sustancias ilegales, meter perros y no cogerle el teléfono. «Ya tenía alquilada su habitación para otra persona y como no acudió a retirar sus cosas, se las saqué al rellano», ha recordado Juan José L, quien para nada podía imaginar que esa misma tarde su arrendatario reaccionaría causando un incendio del que llegó a percatarse al comenzar a entrar humo por la puerta. El propietario de la vivienda ha relatado que al abrir se encontró con llamas y humo. «Entré en pánico, comencé a gritar, cogí una manta y un balde con agua y traté de extinguir las llamas», ha declarado Juan José, quien en su lucha contra las llamas contó con la ayuda de una vecina del piso de al lado, la joven Laura M., de forma que entre los dos consiguieron extinguir el fuego por completo antes de la llegada de los bomberos, aunque el primero sufrió quemaduras de carácter grave en su pierna izquierda y la segunda intoxicación leve por humo, en ambos casos con obligada evacuación a un centro hospitalario para ser asistidos de sus dolencias. En el caso de la vecina que colaboró en la extinción, la joven ha indicado que previamente había oído ruido tras la puerta, pero no abrió hasta que comenzó a escuchar los gritos de su convencino. No llegó a salir porque era imposible por efecto del humo y las llamas, de ahí que se afanara en atajar el incendio 'armada' con una olla que llenó con agua varias veces y una toalla mojada. «Entré en shock, de no haber actuado rápidamente el fuego se habría extendido al resto del edificio», ha advertido la joven, no sin antes precisar que la escalera del edificio provocó un «efecto chimenea» y el humo se extendió a los pisos superiores, hasta alcanzar la cuarta planta de un inmueble de cinco alturas. Varios policías, en calidad de testigos y peritos, han confirmado que el incendio tuvo su origen en la aplicación de una llama a material combustible, y han mantenido igualmente no haber hallado sustancias acelerantes en el escenario del siniestro. Sí han coincidido al señalar que el fuego entrañó un serio riesgo para la seguridad tanto de los vecinos del segundo piso, donde se iniciaron las llamas, como de las otras tres plantas superiores, ya que el denso humo generado que los bomberos tuvieron que evacuar mediante ventiladores impedían la salida de los inquilinos de estos pisos. La vista ha contado igualmente con las periciales sobre las lesiones sufridas por el casero y su vecina del al lado y también sobre el estado mental del autor del incendio, de quien los forenses han reconocido que padece un trastorno de personalidad por consumo de alcohol y cannabis y otro trastorno mixto antisocial que, unido a un problema de control de impulsos y sus adicciones, podría haber atenuado su imputabilidad. «Conocía la ilicitud de sus actos, pero su capacidad volitiva puedo estar afectada ese día», han coincidido los dos peritos forenses. En su informe final, la fiscal del caso y la acusación particular han mantenido su petición de diecisiete años de cárcel para David por delito de incendio con peligro para la vida e integridad física de las personas, un delito de lesiones graves y otro de lesiones leve, junto con el pago de indemnizaciones en favor del quemado por importe de 23.742 euros (incluye secuelas y perjuicio estético) y otras cuantías para compensar los daños en las puertas de entrada de los pisos de las dos personas lesionadas. La acusación particular, en representación de la aseguradora de la comunidad de propietarios, eleva los desperfectos a casi 5.000 euros por los trabajos de limpieza y pintura en la escalera. Por contra, la defensa ha pedido al tribunal que aplique a su patrocinado la eximente completa derivada de su estado mental agravado por la ingesta de alcohol y la situación de estrés provocada por el casero que le llevaron a un acto irreflexivo en el que en ningún momento llegó a calibrar los riesgos que el mismo implicaba. No discute la autoría, ya que el acusado ha reconocido los hechos y hasta las cámaras de seguridad de un inmueble cercano le retratan cuando entraba en el edificio y salía de él tras el incendio, tirando de un carrito con aquellas pertenencias que no llegó a utilizar como combustible improvisado, pero sí mantiene que su cliente no era dueño de sus actos.