La historia de la Policía Local de Córdoba se detuvo el 18 de diciembre de 1996. Aquel día, las agentes Marisol Muñoz y María Ángeles García murieron en su coche patrulla tras ser tiroteadas a bocajarro por Claudio Lavazza, un atracador y delincuente con un largo historial al que perseguían. El suceso, que este jueves cumple 29 años, conmocionó a la ciudad y marcó un punto de inflexión en el cuerpo de seguridad. Fueron las primeras mujeres en España en ponerse el uniforme de fuerzas y cuerpos de seguridad. Hasta entonces, no había mujeres ni en la Local, ni en la Nacional, ni en la Guardia Civil en toda España. Por eso, su fallecimiento adquiere doble motivo para ser recordado. Lola y Delfina Tapia, hermanas, entraron en los años 70 como compañeras de Marisol y Mari Ángeles. Las dos vivieron aquello en primera persona: "Me llamó una compañera diciéndome que algo muy gordo había pasado. Yo no entendía nada. Cuando supe que habían matado a mis compañeras... fue muy duro. Éramos un equipo profesional, pero también éramos como familia", recuerda Lola Tapia visiblemente emocionada. Su hermana, Delfina Tapia, cuenta que ella formaba parte de la patrulla de tres mujeres durante aquellos días, y que aquel día "no me tocó a mí". El jefe de la Policía Local, Juan Díaz, ha explicado en COPE que a partir de ese momento el cuerpo aprendió una lección fundamental: "que teníamos que estar preparados" para cualquier "circunstancia extrema, como un atraco o cualquier situación violenta". Este suceso desencadenó una profunda transformación para hacer frente a nuevas amenazas. Desde entonces, "las policías locales han evolucionado muchísimo en Andalucía", asegura Díaz. La modernización se ha materializado en equipamiento y protección, con la incorporación de chalecos antibalas, la sustitución de revólveres por pistolas semiautomáticas con varios cargadores, y la adquisición de vehículos con blindaje. Además, se ha puesto el foco en mejorar la coordinación entre fuerzas de seguridad. Aunque un suceso de esta magnitud no es habitual en Córdoba, la tragedia impulsó cambios en la preparación de los agentes. "Las prácticas de tiro se intensificaron", se implementó "una formación muy específica que se cumple a rajatabla con nuevas prácticas de tiro" y se establecieron nuevos protocolos. Asimismo, se dotó al cuerpo de armamento moderno, como la pistola Warthel P99. Recordar el asesinato cada año es una necesidad para el propio cuerpo policial. Según el jefe de la Policía, mantener viva la memoria es lo que "nos hace prepararnos, estar formados y cada día mejor coordinados con las distintas fuerzas de cuerpos de seguridad del Estado, que, en definitiva, son los que estamos aquí en la ciudad". Quien también vivió este crimen en primera persona, y afortunadamente pudo sobrevivir, es Manuel Castaño. Fue el vigilante del banco que acabó siendo secuestrado como rehén por la 'Banda de la Nariz', que así se llamaban los delincuentes. Recibió varios disparos de la Policía Nacional, de fuego amigo, porque fue utilizado como parapeto. Ahora, lo que más le duele es que Claudio Lavazza esté ya fuera de la cárcel. Salió el pasado mes de febrero: "Me acabo de enterar de que Lavazza está ya fuera, por ahí andando por Italia como si nada hubiera pasado", confiesa a COPE. "Es desolador. Después de todo lo que ha hecho... de haber matado a nuestras dos compañeras y a otros policías en otros países...", lamenta. Castaño se quedó en silla de ruedas, y nunca falta a la cita conmemorativa: "Aunque yo me he quedado así, lo puedo contar. Lo verdaderamente doloroso fue la muerte de Marisol y Mari Ángeles y me parece genial que nunca hayamos dejado de recordarlas", expresa. El asesinato de Marisol Muñoz y María Ángeles García tuvo un eco especial, ya que fueron de las primeras mujeres en incorporarse a las fuerzas de seguridad. Actualmente, aunque "la ratio de policía, sobre todo en policía local, es bastante bajo", Díaz señala que "cada día se ve que entran en la academia más mujeres con una alta cualificación".