Las importaciones de maíz blanco en México registraron un incremento de 310.7 por ciento de enero a noviembre de 2025, al pasar de 216 mil toneladas métricas (MTM) en 2024 a 887 mil toneladas, de acuerdo con el reporte del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), lo que lo coloca como el principal comprador en el mundo de este producto. México se posiciona como el importador número uno a nivel mundial de maíz amarillo y blanco, condición que subraya la relevancia estructural de este grano en la dieta y en la producción pecuaria nacio”.“Aunque, el maíz amarillo registró una ligera contracción de 0.8 por ciento, asociada a ajustes en la demanda del sector pecuario”, indicó. Precisó que las importaciones totales de granos y oleaginosas sumaron 43.6 MTM, lo que significó un incrementó de 2.0 por ciento, con un valor de 13 mil 496 millones de dólares, lo que equivale a una reducción del 4.9 por ciento, generada por los precios internacionales a la baja.“Este volumen consolida a México como el segundo importador mundial de granos y oleaginosas, evidenciando una alta y creciente dependencia externa para el abasto de insumos estratégicos destinados a la alimentación humana y pecuaria”, explicó. Sin embargo, el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas expuso que mientras la política pública y los programas productivos no promuevan de manera efectiva la productividad agrícola, “el país continuará incrementando sus importaciones de granos así como oleaginosas”. Ante este panorama, GCMA mencionó que los niveles de autosuficiencia en el país se ubican actualmente de la siguiente forma: Granos y oleaginosas al 42 por ciento.Maíz al 49 por ciento.Trigo panificable al 75 por ciento. Arroz al 80 por ciento.Soya al 95 por ciento.Hizo hincapié que estos indicadores muestran que México no ha logrado cumplir de manera consistente con el criterio de seguridad alimentaria por la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura , por sus siglás en inglés), la cual recomienda “producir al menos el 75 por ciento del consumo interno de los alimentos estratégicos”. Además comentó que es necesario un cambio estructural en la política agroalimentaria que impulse la productividad, competitividad, acceso a tecnología, financiamiento e infraestructura en el país.AG