Si el punk anglosajón gritaba No Future con rabia contenida, el punk gallego respondió en 1985 con una carcajada macabra. Bailaré sobre tu tumba, el tema que da título al cuarto álbum de Siniestro Total, no es solo una canción sobre el rencor; es una masterclass de humor negro que encapsula el espíritu de una época donde la libertad creativa implicaba dinamitar cualquier corrección política. Lejos de ser una amenaza real, la banda viguesa transformó la violencia en un dibujo animado sonoro, creando uno de los estribillos más coreados de la historia del rock español. Pero, ¿qué se esconde detrás de esta promesa de profanación? ¿A quién querían matar Julián Hernández y Miguel Costas con sus zapatos de claqué? Cuando Vigo era el centro del mundo (punk) Para entender esta canción, hay que situarse en las coordenadas exactas de su nacimiento. Corre el año 1985. España lleva una década de Transición y la euforia democrática convive con el desencanto social, el paro juvenil y la entrada inminente en la Comunidad Económica Europea. Musicalmente, la Movida madrileña acapara los focos, pero en Galicia se ha gestado un contrapoder mucho más irreverente y menos estético: la Movida Viguesa. Siniestro Total ya no son unos debutantes. Han sobrevivido a la marcha de su primer vocalista, Germán Coppini (Golpes Bajos), y han consolidado su formación clásica con Miguel Costas, Julián Hernández y Alberto Torrado. Están en un momento de gracia creativa. El álbum Bailaré sobre tu tumba (1985) marca un punto de inflexión: el grupo mantiene su esencia punk y acelerada, pero empieza a tocar mejor, a incorporar arreglos más complejos y a profesionalizar su sonido sin perder la frescura de garaje. Es el disco que confirma que no son una broma pasajera, sino los cronistas más ácidos de la realidad española. Qué dice realmente la letra: el crimen como performance A nivel textual, la canción es una enumeración delirante de métodos de ejecución. Sin embargo, la genialidad de la letra reside en la herramienta del crimen: la música misma. El narrador no utiliza pistolas ni cuchillos, sino la propia cultura pop para aniquilar a su enemigo. La letra plantea una venganza hiperbólica y surrealista. "Te mataré con mis zapatos de claqué", "Te asfixiaré con mi malla de ballet" o "Te cortaré con un disco de las Ronettes". La agresión física se mezcla con la iconografía musical. No es un asesinato pasional, es un asesinato estético. El narrador actúa desde una posición de superioridad absoluta. No hay dolor por la traición ni sufrimiento; solo hay un deseo proactivo y alegre de acabar con el otro para poder celebrar -literalmente, bailar- sobre su final. La canción despoja a la muerte de toda solemnidad y la convierte en una fiesta de fin de curso. Los símbolos y metáforas clave Bajo su aparente sencillez de tres acordes (un homenaje confeso a estructuras clásicas como La Bamba o Louie Louie), el texto esconde referencias culturales muy precisas que funcionan como símbolos de una generación: Los zapatos de claqué:...