En la audiencia general de este miércoles, el Papa León XIV recibió un regalo poco habitual: una navaja de Albacete. Un regalo que procedió de su obispo, Ángel Román, que ha estado esta semana en Roma para participar en el Jubileo de los Presos. Tras impartir la catequesis, Román tuvo la oportunidad de saludar al Pontífice y entregarle, además de la navaja, una imagen de la Virgen de los Llanos que tanta devoción despierta entre los albaceteños. En 'Ecclesia al día', el titular de la diócesis de Albacete ha mostrado su satisfacción por el encuentro con León XIV: “Ha sido un momento emocionante porque en ese regalo iba toda la ciudad, toda la diócesis, muchos artesano...”, ha señalado. Una de las preguntas que muchos se hacían, es cómo habían conseguido regalar una navaja al Santo Padre, dada las fuertes medidas de seguridad que rodean al Vaticano, máxime los miércoles de audiencia general. En este sentido, Ángel Román asegura que lo mejor en estos casos es ser honestos y comentarlo previamente para evitar problemas posteriores. “Había controles, pero lo mejor es decir que se va a llevar la navaja como regalo. Se nos dieron los permisos en la Prefectura de la Casa Pontificia del Vaticano y no hubo problema”, ha explicado. Sobre el Jubileo de los Presos, Ángel Román ha asegurado que es importante estar presentes, al ser uno de los acontecimientos más destacados del Año Santo, como lo fue el Jubileo de los Jóvenes el pasado mes de agosto. “El Señor nos da esperanza, nos trae oportunidades nuevas, se les tiende una mano y creo que eso transforma”. En este punto, Ángel Román ha recordado el testimonio de uno de los presos que no ha podido acudir al Jubileo, y que experimentó un proceso de conversión y acercamiento al Señor. “Recordaba la parte en la que descendió el Señor a los infiernos, ha bajado al infierno para rescatar a él y a otros muchos”. En este sentido, el obispo de Albacete sostiene que la labor de la Iglesia en estos procesos de conversión es acompañar y “llevar el mensaje de esperanza del Evangelio. Es escuchar, atender necesidades físicas que hay muchas y es una tarea humanizadora, y para mi los presos son una escuela grande para hacer la tarea de obispo”.