De club de bricolaje a empresa internacional: "Hemos creado gafas de realidad virtual o un guante para sentir la resistencia de los materiales"

Lo que comenzó como un club de bricolaje en el barrio de Las Delicias de Zaragoza en 1969 se ha transformado en una empresa tecnológica puntera con presencia internacional. Nabegos, fundada por el padre del actual CEO, Carlos Cosculluela, fue pionera en su día por ofrecer no solo productos, sino también asesoramiento a los clientes, un modelo novedoso para la época. Hoy, esa pequeña empresa familiar se ha convertido en una multinacional especializada en el diseño de espacios y el desarrollo de soluciones tecnológicas interactivas a medida. El punto de inflexión para Nabegos ha sido la integración de la tecnología en sus proyectos. Según explica Cosculluela, la creación de un departamento tecnológico propio fue clave. “La idea fue integrar la tecnología dentro del diseño de espacios que hacemos nosotros para crear experiencias de usuario”, comenta. Esta apuesta se ha materializado en una estrecha colaboración con la Universidad de Zaragoza, de donde proceden los responsables de su departamento de I+D. Gracias a esta sinergia, han desarrollado productos como gafas de realidad virtual o un guante háptico que permite sentir la resistencia de los materiales. Con una media de más de 300 proyectos al año, su expansión internacional no responde a una campaña de marketing específica, sino al “boca a boca”. “Hacer bien nuestro trabajo aquí, en Zaragoza, nos ha llevado a saltar a las capitales, a Portugal, y desde ahí a otros países”, afirma el CEO. El año pasado, la empresa trabajó en 15 países diferentes, gestionando proyectos de forma directa o en colaboración con socios locales en lugares tan lejanos como Australia. Cosculluela considera que una de las ventajas competitivas de las empresas españolas frente a la competencia europea es la flexibilidad. El CEO destaca “la adaptación al cambio y la resolución de incidencias en el momento”. En un sector con proyectos “muy vivos” donde los planes sobre el papel a menudo se encuentran con imprevistos en la realidad, esta capacidad de improvisación es fundamental. “Otros países son un poco más cuadriculados, les cuesta un poquito más esto”, añade. Este enfoque les ha permitido superar retos logísticos complejos, como los derivados del Brexit durante un trabajo en Manchester, en contraste con la mayor simplicidad de operar en países de la UE como Italia. La logística, asegura Cosculluela, “no tiene barreras hoy en día”. La filosofía de Nabegos incluye un fuerte componente social, centrado en “devolver a la sociedad lo que ella nos está dando”. La empresa pone el foco especialmente en la infancia, colaborando con organizaciones como Aspanoa, que trabaja con niños con cáncer. “Un niño que nazca con un problema de este tipo nos daba más pena y queríamos colaborar”, explica Cosculluela. Su compromiso también llega a Kenia, a través de la asociación Anirán, que ayuda a niñas en la isla de Lamu, donde el 60% acaba en la prostitución. “Llevamos ya 12 años colaborando con ellos y tenemos una niña que se ha licenciado este año en la universidad, lo que nos hace mucha ilusión”, relata el CEO. Este propósito social, afirma, también sirve para motivar y comprometer a los empleados de Nabegos. De cara al futuro, el sector del marketing experimental y el diseño de espacios se dirige inevitablemente hacia la inteligencia artificial. Según Cosculluela, esta tecnología ha cambiado la velocidad de computación y permite una segmentación de datos mucho más rápida y eficaz. Las marcas demandan cada vez más tecnología, no solo para crear una experiencia de usuario memorable, sino también para recopilar y analizar datos que permitan tomar decisiones de negocio con mayor agilidad.