El mundo del cine ha quedado conmocionado tras conocerse el asesinato del director Rob Reiner y su mujer. El presunto autor del crimen es su propio hijo, Nake Reiner, quien, según las primeras informaciones, habría utilizado un arma blanca para cometer el doble parricidio. El joven, que sufría una fuerte adicción a las drogas, ya ha sido detenido. Todo apunta a que Nake Reiner, que al parecer había sufrido una recaída, tuvo un brote psicótico en el domicilio de sus padres. La familia había hablado públicamente sobre el problema de la adicción del joven, llegando a aparecer juntos en televisión. En su primera declaración, el acusado ha comparecido con un chaleco antisuicidios por temor a que pudiera autolesionarse. Mikel Navarro, en la sección de Cine de COPE Navarra asegura que Rob Reiner es considerado un icono del cine, especialmente de la década de los 80, con títulos que marcaron a una generación. Entre sus obras más destacadas se encuentran Cuenta conmigo, La princesa prometida, Cuando Harry encontró a Sally o Misery, la célebre adaptación de la novela de Stephen King. Reiner no solo dirigía, sino que también ejercía como productor en muchas de sus obras. De toda su filmografía, la película Misery (1990) se ha convertido en un clásico del suspense. Su trama, centrada en un escritor secuestrado por una admiradora obsesiva, es descrita como "una obra realmente inquietante". No obstante, cintas como La princesa prometida también son recordadas como un "cuento contemporáneo cinematográfico" que sigue fascinando al público. El nombre del maravilloso mundo de Oz tiene un origen mucho más prosaico de lo que cabría esperar. Su creador, el escritor Lyman Frank Baum, se lo inventó sobre la marcha mientras contaba la historia a sus sobrinos. Al ser preguntado por el nombre de aquel lugar, su mirada se posó en un archivador de su despacho que catalogaba los documentos de la O a la Z. La película de El Mago de Oz, dirigida por Victor Fleming en 1939 —el mismo año en que estrenó Lo que el viento se llevó—, tuvo un rodaje caótico. Uno de los mayores problemas fue el maquillaje de color verde de la bruja, que provocó graves quemaduras a la actriz debido a su composición y la exposición a los focos del rodaje. Este problema no era nuevo. Años antes, durante el rodaje de Frankenstein, las largas horas de exposición a un maquillaje abrasivo y poco transpirable ya habían generado protestas entre los actores. Aquellas quejas fueron el germen que fortaleció al sindicato de actores de la época en su lucha por mejores condiciones laborales. Finalmente, se ha desmentido el viejo rumor sobre una escena maldita en la que supuestamente se veía el suicidio de uno de los enanos al fondo del bosque. Una remasterización del año 2005 aclaró que la extraña figura que aparecía no era más que una garza que levantaba las alas en la lejanía.