Fogones a tope en el albergue de los franciscanos en Santiago para la cena de Navidad: "Compartir hoy es muy emocionante"

"Canapé de pollo, canapé de atún, de mejillones, brochetas de cerdo, ensaladillas... y al estilo venezolano se van a hacer unas gelatinas que están divinas". Yimi está algo nerviosa, me dice que por la entrevista: preparar cena para "entre ochenta y cien personas" parece que no le impone a la nueva responsable de la cocina del Albergue Juan XXIII. Seguro que ayuda que en su Venezuela natal había trabajado ya al frente de comedores escolares, en hospitales... Hace dos años que llegó a Santiago buscando una vida mejor: empezó como voluntaria en el albergue, que hace unos meses le ha ofrecido ya una oportunidad laboral. Hoy ha tocado madrugar más de lo habitual, porque la cena es especial. "Cuento con...trece a quince personas... a medida que van saliendo del trabajo, vienen para acá", así que no está sola en esta tarea que, asegura, le ilusiona especialmente. "Aquí en la cocina me motiva muchísimo porque es algo que estoy haciendo, primero en el nombre de Dios, una buena obra, y luego compartir hoy, con todas las personas, los compañeros, la directiva... es  muy bonito y muy emocionante", asegura Yimi. Mientras en la cocina se prepara salsa...que también suena en la radio, en el salón contiguo el ambiente es más pausado: allí están mano a mano Reyes, Lisbeth y Divina, preparando la mesa que será mucho más grande que la de los apóstoles.   "Aquí estamos con ilusión, montando una mesita que queremos que se distinga de la de otras celebraciones que tenemos a lo largo del año" explica Reyes. Ella es compostelana y lleva quince años como voluntaria en el albergue.  Mientras reparte las servilletas con felicitación navideña incluida me cuenta que los preparativos para esta cita son casi más emocionantes que el momento en directo. "Que sea una mesa bonita, cuidada, bien presentada... para compartir un rato en común, que es de lo que se trata". Asegura que desde semanas antes están dándole vueltas a cómo se va a organizar, "en qué color se va a decorar... todo es importante!" Lisbeth ha venido con espíritu navideño por dentro y también por fuera: gorro rojo con borla blanca y muchas ganas de colaborar en la cita de esta noche. Ella vino de Venezuela hace algo más de un año y está agradecida por la acogida que ha tenido en la casa franciscana: "Quiero a todos los de aquí, me han dado mucho apoyo y estoy muy feliz de ser voluntaria aquí", asegura sin parar de sonreir. El albergue de los franciscanos de Santiago ha dado techo este 2025 a algo más de 600 personas: son casi 100 menos que el año pasado, pero esto no significa que la necesidad haya ido a menos. Ha cambiado. La llegada de gente refugiada ha llevado a la institución a tener que ofrecer estancias mucho más largas de lo habitual, como explica a Cope  Divina Losada, la coordinadora de actividades del centro "Estas personas no son personas de calle, están en búsqueda de trabajo... mientras buscan y pueden ser autónomos, eso les lleva mínimo tres o cuatro meses, de ahí que hayan sido menos personas, pero que han pasado más tiempo pernoctando". Y encontrar un empleo tampoco sigunifica poder abandonar automáticamente el albergue...porque no es fácil acceder a una vivienda en Santiago. "Y si van a trabajar, tienen que ir decentes, aseados... descansados... hay que seguir cobijándolas, y mientras, los propios sin techo siguen pidiendo plazas", explica. Así que más de 8.600 camas se han ofrecido este año, casi 500 más que el año pasado.  La media de ocupación diaria de las 25 plazas con las que cuentan ha sido... del cien por cien. Hasta cinco meses ha llegado a permanecer en el albergue de Juan XXIII algún usuario, porque la mayoría son varones, de edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, y más españoles que extranjeros. Se han disparado servicios como las duchas, más de 2.600, o también la cantidad de cenas dispensadas, tanto para usuarios que han pernoctado en el albergue como las que se llevan a casa...o a donde sea que la persona pase la noche: "a día de hoy tenemos 7.806 cenas internas y  5.303 externas, es decir... servicios que damos a mayores desde la pandemia y para los que necesitamos víveres, de ahí que la partida de alimentos se nos haya disparado económicamente" Más de 80 familias tienen en el albergue un punto de apoyo fundamental para cubrir necesidades básicas, de ahí que la campaña de donativos de Navidad, tanto económicos como en especie, se prolongue hasta bien entrado el mes de enero. "De momento no tenemos mucho stock en el almacén, hoy hemos recibido dos bastante grandes de La Salle y Compañía de María, que todos los años nos lo hacen llegar y que agradecemos mucho... Esperamos que la ciudadanía  se anime un poco a donar, sobre todo alimentos, que es donde estamos un poco necesitados. En higiene y limpieza estamos en la misma línea", explica Divina Losada. Las entregas en el propio albergue se pueden hacer de lunes a viernes, de diez de la mañana a una de la tarde y de cuatro a ocho. Los festivos y fines de semana, entre las seis de la tarde y las ocho. En la página web del centro se puede consultar cómo realizar donaciones económicas.