El templo tibetano con vistas al Mediterráneo que convierte Benalmádena en destino de peregrinación

En la ladera de la sierra de Mijas, dominando el litoral como un faro espiritual visible desde la autovía A-7, se alza una estructura que ha transformado la fisonomía de la Costa del Sol. La Estupa de la Iluminación (Chan Chub Chorten) no es solo un monumento arquitectónico singular; con sus 33 metros de altura, se ha consolidado como la estupa budista más grande de Europa y de todo Occidente. Este hito, fruto de la colaboración entre la administración local y la iniciativa privada, ha convertido a Benalmádena en un inesperado centro de peregrinación internacional que atrae tanto a buscadores de espiritualidad como a turistas atraídos por su imponente presencia sobre el Mediterráneo. El proyecto fue impulsado por el maestro budista de Bután , Lopon Tsechu Rinpoche, quien mantenía una estrecha vinculación con la provincia de Málaga desde la década de los 90. A finales de aquel decenio, su camino se cruzó con el del entonces alcalde de Benalmádena, Enrique Bolín. La sintonía entre el líder espiritual y el regidor municipal permitió desbloquear el proyecto con agilidad: el Ayuntamiento cedió el suelo municipal en un emplazamiento privilegiado, el balcón de la Costa del Sol, mientras que la financiación, que rondó los 1,5 millones de euros, corrió a cargo íntegramente de donaciones de discípulos y simpatizantes de medio mundo . La Asociación Cultural Karma Kagyu de Benalmádena, constituida en el año 2000, ha gestionado desde entonces la construcción y la vida del templo, demostrando la capacidad de la sociedad civil para sostener infraestructuras culturales de primer orden. Las obras comenzaron en 2002 y el monumento fue inaugurado el 5 de octubre de 2003. El acto congregó a más de 4.000 personas y contó con la presencia de autoridades de Bután y del lama Kunzig Shamar Rinpoche, segunda figura del linaje Karma Kagyu, quien consagró el templo. Lamentablemente, Lopon Tsechu Rinpoche había fallecido cuatro meses antes, por lo que la Estupa de Benalmádena ha pasado a la historia como su « último regalo » a Occidente. Desde el punto de vista arquitectónico, la estupa rompe moldes. A diferencia de la mayoría de estos monumentos, que suelen ser estructuras selladas, la de Benalmádena alberga en su interior una sala de meditación de 100 metros cuadrados . Sus dimensiones son colosales: una base de 25 metros de lado y una altura de 33 metros coronada por una aguja dorada que simboliza la mente despierta. Su estructura escalonada representa los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y conciencia. El interior ha sido decorado con murales que narran la vida del Buda Shakyamuni, ejecutados por artistas procedentes del Himalaya y Nepal, aportando un valor artístico incalculable a la provincia. Además, el sótano del edificio acoge exposiciones sobre budismo tibetano y cultura del Himalaya, reforzando la oferta museística de la localidad. El impacto de la estupa trasciende lo estético. Medios internacionales han llegado a calificar a Benalmádena como la «capital del budismo europeo» debido a la combinación de este monumento gigante, la comunidad local y las conexiones directas con Bután. Esta infraestructura ha dinamizado el turismo en la zona de Benalmádena Pueblo. El Grupo Budista de Benalmádena mantiene una agenda activa con sesiones de meditación y enseñanzas, destacando las meditaciones guiadas de los domingos por la tarde. Visitantes de toda Europa programan sus viajes a la Costa del Sol con la estupa como parada obligatoria, no solo por su significado espiritual, sino por ofrecer una de las panorámicas más potentes del litoral, abarcando desde Málaga capital hasta Fuengirola y, en días claros, la costa africana. El entorno se ha completado con el Mariposario de Benalmádena, un edificio de estilo tailandés situado junto al templo, creando una suerte de « micro Asia » en pleno Mediterráneo que enriquece la diversidad de la oferta turística malagueña. El acceso al mirador exterior es gratuito, mientras que la entrada a la sala de meditación y las exposiciones tiene un coste simbólico de 2 euros, destinados al mantenimiento de un recinto que, dos décadas después, sigue siendo un ejemplo de éxito y atracción internacional .