Sólo desde una cerrazón rayana en el fetichismo ideológico se puede entender la oposición de Sánchez a la moratoria de los coches de combustión decidida por la Unión Europea, arrepentida a la fuerza de sus irreflexivas urgencias. Como de todas maneras la medida se ha adoptado por la presión de la industria alemana y francesa, el pasadero del Falcon puede seguir presumiendo de integrismo ecologista al tiempo que se beneficia de ella. Pero la realidad es que salió derrotado de Bruselas, igual que su 'longa manus' en la Comisión, Teresa Rivera. Von der Leyen fue más pragmática –le esperaban dos revolcones en el convenio con Mercosur y en los activos rusos– y prefirió plegar el brazo antes de que se... Ver Más