El hospital Virgen de la Luz de Cuenca cierra tras 61 años de servicio con la despedida de sus últimos pacientes

Miguel, Amadora y Mari Paz han sido los últimos pacientes del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, que este viernes ha puesto fin a 61 años de servicio público a la ciudad . Con su salida, el centro sanitario de la avenida de los Alfares ha cerrado definitivamente una etapa que forma parte de la historia asistencial de la capital conquense. Miguel ha sido trasladado a una residencia de mayores, mientras que Amadora se marcha a 'La Frontera', aunque antes pasará la Navidad en su pueblo, Poyatos. Por su parte, Mari Paz , tras recibir el alta, regresa a Tarancón, «con mis hijos, si Dios quiere». «Todo estos últimos días ha ido muy bien» , ha agradecido Amadora a los profesionales durante su despedida, un mensaje compartido por su compañera Mari Paz, con la que ha recorrido por última vez la quinta planta del Virgen de la Luz. Los últimos médicos que han atendido a los pacientes han sido los internistas Luis Benito y María José Hervás, ambos con más de tres décadas de trayectoria profesional en el hospital. Benito ha reconocido que ha vivido estas últimas horas «con mucha tristeza , porque aquí hemos pasado 33 años de nuestra vida, más tiempo aquí que en casa. Hemos dormido aquí muchísimos días, hemos vivido muchísimas anécdotas y nos da muchísima pena». Por su parte, Hervás ha afrontado el cierre «con un poco de tristeza, pero con mucha esperanza» y ha asegurado que, del mismo modo que recuerda a su primera paciente en el Virgen de la Luz, tampoco olvidará nunca a la última. Ambos profesionales llevan más de una semana trabajando en el nuevo Hospital Universitario , «que es un sitio muy luminoso, muy cómodo para los pacientes, muy bonito, y con mucha tecnología, y esperamos progresar». Las últimas enfermeras en despedir el histórico centro han sido Beatriz Cañas y Lorena Lacort. «Entré por primera vez en esta planta hace treinta años y nunca pensé que esto fuera así», ha señalado Cañas, quien ha recordado que «hemos vivido momentos muy felices, también hemos llorado, hemos despedido a muchos compañeros y hemos empatizado con muchos pacientes, a los que hemos querido, a algunos más que a otros». La enfermera ha afirmado que el Virgen de la Luz ha sido su «casa» y ha expresado sus sentimientos encontrados ante el traslado al nuevo hospital, «que creo que va a beneficiar mucho a los pacientes». Por su parte, Lorena Lacort, supervisora de la quinta planta, ha querido acordarse «de los profesionales, de la gente que ha dado el callo y lo sigue dando», así como del apoyo recibido por parte de la dirección del hospital. Lacort ha señalado que el cambio «va a ser un salto para la provincia de Cuenca» , aunque ha admitido sentir «pena por irnos de aquí, porque tenemos recuerdos muy buenos; otros no tanto, pero esos se olvidan». Una vez se produjo la salida de los últimos pacientes, se llevó a cabo el precintado simbólico del hospital. En los próximos días se procederá al vallado del perímetro para limitar el acceso a las inmediaciones, dejando únicamente lo necesario, según ha explicado el gerente del área integrada de Cuenca, José Antonio Ballesteros. «Hemos vivido cuatro meses durísimos y he agradecido a las más de 200 personas que se han desvelado durante meses en cómo jubilar bien el Virgen de la Luz y a los más de 1.700 profesionales que, de una manera u otra, han cumplido con el cometido que tenían para que hoy estemos ya atendiendo en el Hospital Universitario», ha afirmado Ballesteros. El gerente ha detallado que esta semana el nuevo centro ha superado un «test de estrés» , con la programación de intervenciones en 22 quirófanos y la atención de más de 1.000 urgencias. Ballesteros ha reconocido que «está habiendo incidencias a centenares, pero estamos luchando para que el paciente ni las vea», y ha señalado que también se está notando la presión en el aparcamiento, una situación que confía en que se normalice con el uso habitual de las nuevas instalaciones. Este viernes ha comenzado además la actividad del hospital de día oncohematológico y se ha puesto en marcha la hemodiálisis, con el objetivo de que el Hospital Universitario funcione ya a pleno rendimiento. Mientras tanto, en el ya jubilado Virgen de la Luz queda pendiente el paso del «coche escoba» , encargado de retirar el mobiliario clínico y no clínico que pueda reutilizarse en otros ámbitos, a la espera de que se decida el futuro de un edificio que ha formado parte de la historia de Cuenca durante más de seis décadas.